3/09/2010

Supervivencia

A los 25 años el destino giró de sopetón, y pasé de malvivir en un cuarto, a sobre llevar el tiempo en habitaciones de hospital. La primera fue premonitoria, había un chico de compañero (Marc), que me contaba la desgraciada historia de su primo, que conduciendo un buggy, cayo en un agujero y se rompió la espalda; desde ese momento solo deseaba morir, y su novia lo abandono, y según el, tuvo que buscarse una con el mismo “mal”, y aunque no la quería, era la única opción. Esa era la primera lección de supervivencia: 1) Si te hundes, agárrate a lo que tengas más a mano. La segunda lección fue al echarme de esa habitación, no estaban muy seguros del diagnostico, del que necesitaron varias semanas, aun así sabían que iba para largo y para caro, diagnosticaron un tumor de nacimiento (un caso de 1 entre un millón), como era anterior a la póliza, no entraba en el seguro, y tenia que abandonar el hospital. A pesar de ello, me hicieron un papel para ingresar en la Vall de Bron de urgencias, de vida o muerte: 2) Cuando alguien ya no esta en tu vida, deshazte de él. Seria por las fechas, pero jamás hubiera podido imaginar una sala de urgencias como esa… Sobre un centenar de personas estaba esperando que las atendieran, y en ese momento, parecían querer ser protagonistas de sus vidas todos, esa habitación les daba permiso. Muchos de los viejos, se ponían a gritar y patalear, para dar lástima, y ser atendidos. Cuando alguien con pijama blanco aparecía, era abordado por un ejército de marujas, que se sobre escribían unas a otras, contando sus historietas, narradas por cerebros de 12 años, que se expresaban con un 90% de información basura. Conseguí un par de sillas al rato, y mi padre fue al lavabo, a los segundos vino una mujer contándome que esa silla era suya, y de forma hostil me la arrancó de las manos: 3) Primero va el yo, segundo lo que forma al yo, y lo que queda, para ti.
A las horas pudimos salir de la habitación donde los mortales, exigían a los dioses de blanco, inmortalidad a cambio de humanidad. Y durante unos años, las lecciones de supervivencia fueron más exclusivas, orientadas a gente enferma, excepto hoy, donde hacia unos 25 años que no nevaba en Barcelona. He tenido la suerte de estar en el momento y sitio precisos, y una tormenta de nieve a escupido sobre la ciudad, el odio que tiene la tierra sobre el cemento. Los poderosos coches resbalaban, chocaban y se acumulaban; se convertían en llaveros gigantes de chatarra inmóvil. Las motos eran objetos inútiles, que acumulaban nieve. Al ir por la calle, el suelo delataba el entupido diseño del calzado, pensado para pisar, y no caminar, la gente resbalaba y se juntaban unos a otros para no caer. El aire se podía verse ondulando la nieve, y los árboles caían derrotados ante el peso blanco. La gente no sabia que hacer, y preferían coger el coche y hacer horas a cambio de unos metros calentitos. Era un caos, donde si alguien tenia un poco de iniciativa, (un amigo empezó a ir contra dirección en coche) era seguidos por el resto. La ciudad volvía a ser un patio de recreo donde la improvisación era la mejor opción, curiosamente la mayoría de comercios estaban cerrados (con los empleados dentro), no se atrevieron a compartir el calor, por miedo a perderlo, y preferían mirar por los cristales, como la gente se helaba: 4) Si tienes, guárdalo, aunque no lo uses, acumula.

2 Comments:

Blogger holly said...

No se qué comentar....todo lo mio me parece vacuo y falto de sentido....poca biografia estimulante, al revés que la tuya....de todas formas, te sigo, te leo y te quiero.....mami virtual

2:46 p. m., marzo 09, 2010  
Blogger Keve said...

Tú vida tiene mucho sentido, eres madre y eres hija, conoces a un montón de hombres interesantes, que te invitan a cafe y no necesariamente a follar. Has empezado una aventura económica con 2 cojones, en esta época de crisis, y encima, con éxito. Tu vida es estimulante, te invitaré a cafe si puedo :)

9:22 a. m., marzo 11, 2010  

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