Oda a un Coño
De niño recuerdo un largo pasillo de escuela, al final los lavabos. Hacia un tiempo, Miriam Soler había abierto la puerta de ese mismo lavabo, y me vio el proyecto de polla que tendría con 4 años. Una semana después, la vi entrar en ese wáter, espere unos segundos y abrí la puerta de mi venganza. Era inimaginable lo que vi, una chica a medio sentar, con las bragas bajadas, y una tierna y cariñosa rajita. Desconocía esa diferencia física de géneros, y mucho menos la belleza del sexo opuesto. Esa simplicidad casi perfecta, que hipnotiza mi cuerpo, descargas de drogas recorren mi hipotálamo, y ante la belleza de algunos, me convierto en un depredador espiritual, queriendo absorber su alma a través de los fluidos. Y es que a veces, al acostarme, veo entre las sombras negras de mi pensamiento, colores negros difuminados, que pintan una raja curvilínea, invitándome a besarla. Y el dibujo coge cuerpo, es ese coño rosadito, con una rayita de pelitos adornándolo, encerrado entre 2 muslos, epicentro temporal del mundo. Es una rasgadura cósmica rosa, donde el universo pierde su hostilidad, y me ofrece los mejores perfumes del universo coñocido, fragancias diseñadas para poner tieso el sentido de la existencia, y dejarse llevar por la bestia. Quiere que lo bese, lo mime, lo adore, lo ame… y todo eso me lo dice, con su sonrisa vertical, que induce a ser horizontal. Es increíblemente genuino, tacto, sabor, olor… La belleza es poesía, y la poesía sabe a coño, al igual que la felicidad huele igual.
1 Comments:
Me encanta, y es que no hay nada como el coño de una mujer con el aspecto del de una niña, pequeño y cerrado.
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