Feminidad de bote
Anoche me fijaba en la pierna de una amiga, sobresalía un trozo de piel por debajo del pantalón. Vi algo extraño, así que le subí un poco la tela. ¡Qué sorpresa! Sus piernas eran más peludas que las mías, y sonreí. Pensé en cuantas miles de veces una mujer me habría ocultado ese “peludo” secreto. Sonreí porque me pareció precioso poder ver a una mujer tal como era, sin depilar y con trenzas en las piernas, me pareció muy femenino poder afrontar la “debilidad” de mostrarse como uno realmente es. Esa misma noche vi un acto que me hizo sentir vergüenza por compartir la misma especie con ese ser. Una mujer insultaba a otra, llamándole “tragalefa” (semen), como si tragarse el esperma fuera la peor condición que puede tener un ser humano, como si fuera un insulto. Recordé a mi querida abuela, llamándole Puta a la “mala” del culebrón que veía (Rubi). Portaba además, un tenedor en la mano, imagen espeluznante, una anciana de 92 años, gritando: ¡Putaaaaaaaaaaaaaaaaa, mas que Putaaaaaaa! Y de attrezzo un tenedor en la mano haciendo de puñal improvisado. Tal vez mi abuela consideraba a las putas como la peor escoria de la sociedad, quizás era porque mi abuelo era muy promiscuo, y usaría a prostitutas para apagar su lívido. Mi abuela era medio analfabeta, y se casó a los 16 años, no tuvo interés en incrementar sus horizontes, y era muy visceral. Podía haber dedicado más tiempo a meditar, e intentar entender a mi abuelo, que no me cabe duda de que la amaba, aunque seguramente no como “era correcto” en sus perjuicios. Tenía una necesidad muy viva de sexo, y posiblemente contrataba prostitutas para consumir los deseos que mi abuela no satisfacía. Una prostituta es una profesional del sexo, folla y a los 5 minutos deja de existir en la mente de un hombre, sin embargo, una “amiguita” persiste, consume y tienta, motivos que pueden romper una relación. La realidad abuela, es que quizás esas Putas que querías destripar con un tenedor, salvaron tu matrimonio, y solo hacían su trabajo. Gente que no se detuvo a intentar comprender, o no tuvo valor para reconocerlo, te convenció de cuan horrible eran esas mujeres, tanto que usabas su imagen para describir a personas ficticias a las que odiabas, que fueron creadas para eso, y tu caíste de pleno. Guionistas con limitaciones, crearon modelos de cosas correctas e incorrectas, y todos nos hemos creído nuestras propias mentiras. Ayer una amiga me contaba que se citaba con un chico, que resultaba vivir a cientos de kilómetros, me dijo que era “plano”, a lo cual pregunté que le gustaba de él. Contestó que era sincero y guapo. Todavía me sorprende, que deleguemos nuestros sentimientos a alguien únicamente guapo/a, como si esa cualidad fuese renegociable en el tiempo. No es solamente caduca, sino que además es contraproducente en muchos casos, ya que la gente “guapa” tiene más facilidad para las relaciones, y por lo general aprecia menos lo que consigue. Estamos cargados de complejos, tan hondos, que buscamos a alguien que los maquille y así no se reflejen, y para ello, mentimos y manipulamos sin piedad, golpeando la sensibilidad, hasta hacerla insensiblemente injustificada.
Hace 2 meses que no me afeito ni retoco mi barba, y sin embargo, estoy empezando a gustarme.
Hace 2 meses que no me afeito ni retoco mi barba, y sin embargo, estoy empezando a gustarme.
2 Comments:
“Tal vez mi abuela consideraba a las putas como la peor escoria de la sociedad, Mi abuela era medio analfabeta, y se casó a los 16 años, no tuvo interés en incrementar sus horizontes, y era muy visceral. Podía haber dedicado más tiempo a meditar, e intentar entender a mi abuelo, que no me cabe duda de que la amaba, aunque seguramente no como “era correcto” en sus perjuicios. Hace 2 meses que no me afeito ni retoco mi barba, y sin embargo, estoy empezando a gustarme.”
La nuestra sociedad considera a las putas las peores del mundo pero en realidad no es así. Que necesidad tiene una que le lleva a prostituirse eso nadie le interesa a averiguar.
Y sí son malas las putas pues tanto malos son los que les visitan. Respecto empiezo a gustarme, a veces no es suficiente gustarme a mi sola sabes que la nuestra sociedad es muy exigente.
Asó que no sabías que las chichas somos peluditas jeje bueno... yo de peque tampoco lo sabía y me alegraba de serlo. Me alegraba de tener piernas suaves y no como las vuestras jejej ah bendita inocencia e ignorancia infantil :)
Ahora empezaré a comentarte ya en plan formal.
Es cierto que la sociedad reprime y rechaza lo que no le gusta... pero que te gustes a ti mismo con independencia de lo que dicte el consumismo ciego o los prejuicios etc etc.... eso me parece fenomenal y todo un logro. Todos seriamos más felices y más "sanos mentales" si pudieses embotellar la receta.
ME sigue fascinando esa aparente facilidad con que te despojas de todo y nos muestras el alma. Como haces de cualquier situación, por desagradable o surrealista que fuese, una clase magistral de la que deberíamos poder aprender tantísimo.... si todos tubieramos los ojos lo suficientemente abiertos.... serías un aula de la experiencia parlante y andante.
un beso
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