1/21/2010

Muerte y Felicidad



El hombre como conjunto de conciencias es aparentemente finito, y eso obliga en un momento de su vida a tener que cambiar obligatoriamente tarde o temprano. Adquiere excusas como la religión, el hombre tiene sed de inmortalidad, y prefiere el autoengaño antes de admitir su último aparente paso, la nada. Durante este proceso el hombre sufre varias metamorfosis, o no, donde es inocencia, inconsciencia, rebeldía, pasividad, objeto y a veces hombre. Es difícil aceptar la muerte, como parte del mismo hombre, finalmente se adquiere la “última” identidad de la vida, muriendo. La muerte es un tema trágico y patético, aunque vinculante entre todos, pero hay algo parecido, que también nos asusta por igual, la felicidad. La felicidad es una incógnita que vive en todos nosotros, al igual que la muerte. No hay medidas, ¿Cuán feliz puede ser el hombre? ¿Cuán muerto puede estar el hombre? La felicidad varia, a diferencia de la muerte, sin embargo, nos aterra al igual que esta, desde una silenciosa soledad que nunca deja de silbar. Si el hombre es feliz, teme superar su felicidad pasada, y se asusta o no da importancia a esta. ¿Cuál es el momento más feliz en la vida de un hombre? Ahora mismo. ¿Cuan vivo está el hombre? Ahora mismo. Ayer ya paso, solo es un recuerdo, no se puede ser feliz o estar vivo en pasado. Tampoco en futuro, eso sería admitir inmortalidad y deseo, y esa es la proyección que hace el hombre con el tiempo, escurrir el bulto de su mortalidad y miedo a la felicidad. La felicidad es finita como dije, admitir que uno está en ese límite, es inhumano y da vértigo. Pero admitámoslo, la felicidad es un invento de la evolución natural, por tanto está a cargo de las 3 conciencias, y cada una es encargada de gestionarla, positiva o negativamente. La felicidad existe, y es un equilibrio químico y espiritual, donde lo orgánico parece ser menos solido y trascendental. ¿Puede ser el hombre feliz? Para empezar es mortal, frágil y con instintos, esto sería bastante contraproducente, si no fuera por la organización humana, que crea grandes facilidades para la existencia. En el primer mundo, el hombre ya no vive 30 años, ya no está pendiente de si comerá o no hoy, ya puede asumir la sexualidad como lúdica y no como reproducción, ya no ha de temer porque un animal acabe con su vida. Esto es así, pero nuestras conciencias, en su parte corporal e inconsciente, tienen casi el diseño de hace miles de años, por lo tanto, estas necesidades, pueden ser relativamente fáciles de satisfacer, y con una mente y espiritualidad enfocadas, el hombre puede llegar a equilibrarse en estas formas, y llegar a los límites de su capacidad máxima de felicidad, siempre y cuando actué en consecuencia de sus 3 realidades o conciencias.
Tal vez un hombre, que deje de preocuparse inconscientemente de su mortalidad, y de importarle perder lo que tiene, por miedo a lo desconocido, pueda a empezar a vivir la existencia, y no de existir para vivir.