2/26/2009

La belleza no esta en la cabeza

Buddhi era un tipo aparentemente común. Trabajaba para pagar una hipoteca, tenía equipo preferido en algún deporte. De muy de vez en cuando follaba, a veces sin pagar directamente. Cenaba en un restaurante una vez a la semana. Iba a la bolera cada 3 meses, e iba al cine en los estrenos. Lo único aparentemente distinto, era, su nombre. Un lunes, después del café matutino, le entró un crujiente retortijón. Se dispuso a generar abono y metano, se bajó los pantalones, deslizó sus slips con nombre de diseñador, se aparto los pelillos culeros, y se preparó a apretar. De mientras, su cabeza hambrienta de información, le obligo a leer uno de los textos más interesantes de sus posesiones: Uso y manejo del champú Rizos perfectos, marca “Pinten”. Cuando leía el aclarado, abajo, en el pequeño estancamiento de agua:
Estancamiento de agua:!Chof! ¡Chooof!
Buddhi: ¡Ahhhhhhhhhhhh…!
Estancamiento de agua y detritus:!Pssssssssssssssss…!
Buddhi: ¡Mmmmmmmm…!
Estancamiento de colorines: ¡Tic! ¡Tic!
Buddhi extasiado por el momento de acción, cerró los ojos y suspiró como una quinceañera enamorada. Se relajó y transcurrieron unos segundos. Un ligero gustillo recorrió un trasero. Se volvió más intenso y extra corporal. Miro el interior del trono para ver si había cambio. Sus ojos se enhuevaron cuando distinguió una figura serpenteante por el horizonte ya no tan blanco.
Buddhi poseído de adrenalina: ¡Coñooooooooooooo!
Figura asomándose en el abismo: ¡Tranquilo! Solo estaba mirando el paisaje.
Buddhi: !!!!!!Mi culo esta poseído!!!!!!
Figura replicando: No soy un espíritu. Y si, en cierta manera poseo tu culo.
Buddhi histérico: ¡Ahhhh! ¡Qué asco das! Te voy a cagar y… ¡Te escurrirás por un infierno de mierda!
Figura aparentemente asquerosa: ¡No…! Veras, soy una tenia, vivo contigo desde hace años, y me he ido alimentando de lo que me dabas, con el tiempo, aprendí a pensar, y a hablar tu idioma.
Buddhi: ¡Me da igual! Eres realmente repulsiva. No quiero tenerte, y menos dentro. ¡Te cagaré y te destruirás!
Tenia: No… no creo que haya mucha gente con una tenia parlanchina. Además, soy una tenia muy sabia.
Buddhi: ¿Sabia? ¿Has estudiado económicas?
Tenia: No.
Buddhi: ¿Tienes un máster?
Tenia: No.
Buddhi: ¿Sabes algebra y “gorrinometría”?
Tenia: No.
Buddhi: ¿Qué birria de sabiduría tienes?
Tenia: No hace falta tener para poder dar.
Buddhi: ¿Así de simple? ¡Paparruchas!
Tenia: Llegar a la simplicidad... Es conocer tu complejidad…
Buddhi: ¡Te estás poniendo muy Zen!
Tenia: No me hagas caso, ni yo misma me lo hago…
Buddhi furioso y empujando: ¡Acabemos con esto rápido!
Tenia medio desterrada: Esto… no hace falta que acabes con mi vida hoy… podría hacer algo por ti…
Buddhi frenando y con sus venas deshinchándose: ¿Algo por mi…? Cuéntame.
Tenia: Se muchos cuentos, podría contarte uno cada vez que vayas de vientre, no hace falta que me mates hoy…
Buddhi mas calmado: Mmmm… Podría ser interesante… Tal vez te de una oportunidad. Seguirás viva mientras me seas útil.
Tenia: Amen.
Buddhi se olvido prácticamente del tema, se limpió y se fue a trabajar. Al cabo de un par de días tubo otra cita con el lavabo, y tal y como dijo la tenia, esta asomó la cabeza cuando la tormenta se disipó, y le contó un cuento. Le gustó y estuvo picoteando en sus recuerdos, intentando sacar más chica de lo que parecían ser burlas y risas. Buddhi, harto de monotonía se serenaba con los cuentos, y extrañamente comenzó a transcribirlos. Algunos le hacían más gracia, otros menos, pero siempre fluía escribiendo, el tiempo desaparecía y el, observador mudo de lo que le habían explicado, transmitía las enseñanzas que la tenia contaba. Buddhi, llego a escribir un libro y unos cuantos cuentos, un total de 38 si añadimos este. Llegados a ese punto…
Buddhi en el lavabo: Sal, quiero mi cuento.
Su culo ni se inmuto. Buddhi se metió una fresa por el ojete.
Buddhi: Sal que se que te gustan.
Nada parecía cambiar. Buddhi se empezó a mosquear.
Buddhi: ¡Venga! ¡Sal!
Culo: …
Buddhi: ¡Sal o te cagaré!
La tenia se asomo al balcón tímidamente.
Buddhi: Ya era hora. ¡Cuento, cuento!
Tenia sonriendo: Me emociona que te gusten mis cuentos, pero verás… Yo me alimento de ti, ni más, ni menos. Mis cuentos solo son tu realidad más interna. Si tú no estás en paz contigo mismo, no puedo leerte bien. La prisa es para los que quieren morir rápido. La magia reside en uno mismo, solo que si somos dos, la invocación es más fuerte. No hay sexo débil, no hay sexo fuerte, solo hay miedo al cambio.

Si decides cagar tú tenia, elije la opción A, si decides permanecer con ella, elije la opción B.


A
Buddhi: Estoy harto de tus acertijos, si no sabes mas cuentos no me sirves. Yo quiero ser sabio y no depender de nadie. No dejas de ser un parasito come mierda en mi intestino. Deja de chuparme la vida y… ¡Prepárate para reunirte con tu creador!
Tenia: Si esa es tu elección, nadie puede rebatirte el camino a seguir…
Buddhi: !Ni ahora callas! ¡Mmmffffff! ¡Mmmmfff!
Tenia: ¡Hay! ¡Hay!
Apretó con tanta fuerza que la tenia fue directa al agua.
Buddhi: ¡Muereeeee perraaaaa!
Tenia: Glu glu…
La tenia murió donde mueren todos los sueños, en el epicentro del quimérico fracaso social. En poco tiempo Buddhi volvió a sus rutinas, y a maximizar sus emociones, consiguió engordar, ya no daba, y por consiguiente, ya nadie comía de él.




B

Buddhi: Entiendo lo que me dices, me has dado joyas increíbles, que no se pueden pagar, quizás no interesen a mucha gente, pero para mí son indicaciones a un camino a seguir, la dirección de mi vida, personal, y transferible.
Tenia: Así es, sigue solo lo que tu razón crea correcto, a nadie más, que a ti… a nada menos…
Buddhi: Escribiremos mas cuentos juntos.
Tenia: Hasta tu muerte no dejaremos de aprender y compartir.
Buddhi: Amen.
Tenia: Amen.

La intención no es lo que cuenta, si no la actitud

El padre murió, los 2 hijos se repartieron las cosas. Pasaron de ser meros niños ricos a hombres de finanzas, de tener opiniones influenciables a ser personas influyentes. Ambos se compraron sus juguetes deseados: Coches, mansión, amor, poder, etc. Una vez asentados, desearon transmitir sus “adelantados” genes a yoes pequeños. Conocieron grandes mujeres, casi perfectas entre su clase. Uno desistió pronto, resultó ser estéril. Así que centraron las ganas en ese hijo completamente deseado. Nueve meses dan mucho juego, y ya que no podía tener hijos uno de ellos, le adjudicaron la dote de padrino, a la que a cambio, hubo la promesa de atender al niño, en la virtud o enfermedad. El parto no fue exactamente como esperaban, una malformación imposible entonces de detectar, provocó un infarto cerebral en el niño. El padre se encerró en casa tres días con botellas de buen licor y luego salió a ver la situación. A pesar de lo aparente, sí, heredó muy buenos genes, por eso sobrevivió. Las secuelas no estaban claras, era demasiado pequeño para probar sus funciones superiores. Lo que tenían claro era que, probablemente, ese recién nacido acabaría en una silla de ruedas. Los meses fueron pasando, y al final no pudo resistirse a dejar su familia y divorciarse para buscar algo mejor para él. En menos de dos años, trajo al mundo su segundo descendiente con otra esposa. El parto fue perfecto, el niño nació sano como una pera, sana claro. Volvió el hermano a ser padrino, y el tiempo fue pasando hasta la pubertad de los dos hijos. El padre de los dos chicos llevaba un tiempo deprimido pues nada le llenaba, y al final pensó que su vida estaba su vida era un callejón, con una pared por salida. Decidió acabar con una cuchilla, unas venas y un cuarto de baño. El hermano del suicida le dio la culpa a Milha, que era el nombre del primer hijo. Pero había hecho una promesa, así que le paso una pequeña pensión a la familia de Milha, y una cuantiosa a la del segundo vástago. Para navidades había que hacer regalos, así que le regalo un caballo al hijo sano, y un cepo para ratas al segundo. Las siguientes Navidades les dio los presentes de un pastel de golosinas gigante al niño que quería, y una mierda propia a Milha. En la posterior aún hubo más descaro, pues regalo una cuantiosa cantidad de dinero al preferido, y una factura de la luz al supuestamente menos afortunado. No hubo 4ª, los negocios no le fueron bien al padrino, y sufrió una desagradable bancarrota. En menos de dos meses paso a mendigar por las calles. Una importante deuda le embargó todas sus posesiones. Los pobres no tienen amigos, y tuvo incluso que pelear por una esquina más o menos transitada. Una tarde se le iluminaron los ojos, era el segundo apadrinado que cruzaba la calle.
Padrino: H...ola, hijo!
Hijo 2: Hola, perro.
Padrino: Soy tu tío, ¿no me reconoces?
Hijo 2: Sí.
Padrino: Entonces, ¿por qué pones esa cara de asco?
Hijo 2: Porque tú has destrozado mi vida.
Padrino: Si siempre quise lo mejor para ti.
Hijo 2: Eso no es cierto.
Padrino: ¿Por qué piensas eso?
Hijo 2: Porque tú y mi padre erais muy parecidos, vuestras ideas elitistas le amargaron. Cuando el murió, hiciste que mi madre se acomodase, se engordó y deprimió, y ya no salía de casa. Me regalaste un caballo con el que me rompí una pierna, un gran pastel con el que me tuvieron que hacer un lavado de estomago, y dinero sucio, que acabó definitivamente mi relación con mamá.
Padrino: Yo no… lo sabía.
El chico le escupió en la cara y desapareció entre las calles.
Al día siguiente volvió la casualidad, esta vez vio a Milha con su silla de ruedas cruzar la calle:
Padrino .oO( Si el de ayer me escupió, este me apuñala)
Se levanto discretamente y se alejo caminando.
Milha: ¿Eres tú? ¡Tío!
Padrino: Te confundes, chico.
Milha: Eres un bromista, ¡no me engañas!
Padrino: Sí… soy yo, Milha. No quería que me vieses así.
Milha: ¿Verte cómo? ¿Pobre? No es ningún deshonor serlo.
Padrino: Sí... bueno.
Milha: Ven a mi casa, te invito a comer.
Padrino .oO( Este me descuartiza en su casa)
Padrino : Es que ahora viene la hora punta, y dejan buenas almoinas.
Milha: ¡Anda ya! Ven, te lo ruego.
Padrino : Es que quedé para descorchar con un amigo un don simón del 80.
Milha: En casa hay cosas mejores, tengo el coche en la esquina, te paso a recoger.
Al padrino le habían enseñado desde bien pequeño que nada es gratis, y un temblor le dejo paralizado de miedo. El sonido de una bocina le asustó e instintivamente subió al coche adaptado.
Llegaron a una casa en las cercanías de las montañas; les recibió una bella mujer morena de cuerpo esbelto, bajita y con cara de niña.
Milha: Minia, te presento a mi tío.
Minia: Así que este es tu famoso tío, me han hablado mucho de usted.
Padrino: Mal, claro.
Minia: Pase, donde comen dos, comen tres.
El tío disfrutó de una opípara comida como las de antaño, sin caviar ni exquisiteces, pero compartida con mucho amor.
Padrino: ¿Por qué todo esto?
Milha: Porque tu siempre fuiste bueno conmigo.
Pausa
Milha: Ayudaste a mi madre cuando papá murió, y me enseñaste valiosas lecciones.
Padrino: ¿Yo?
Milha: No seas modesto.
Padrino: Recuérdamelas.
Milha: Tu siempre enseñándome, verás: La primera vez me regalaste un cepo para ratas, yo no sabía qué hacer con él, hasta que lo dejé en el bosque con comida, y al día siguiente había cazado una perdiz, y aprendí que es mejor aprender a pescar que pedir pescado.
Padrino: ¿Y con la mierda?
Milha: Eso también me costó, pensé mucho hasta que lo descubrí.
Padrino: ¿Que hiciste?
Milha: La enterré, y a los días nació una tomatera, los tomates de la ensalada eran de ahí, aprendí que bajo los peores aspectos hay cosas maravillosas.
Padrino: ¿Y con la factura?
Milha: No entendí para qué servía, así que hice el esfuerzo de ir a pagarla, y la persona que me atendió era Minia, enseguida comprendí que sabías lo fantástica que era, y quisiste presentármela.
El tío sonrió, a lo que Milha con gran esfuerzo se levanto tímidamente de la silla, iba apoyándose en las paredes ante la atónita mirada de todos. Se dirigió a la nevera, sacó un huevo podrido y se lo entrego a su tío.
Milha: Toma tío, creo que esto es tuyo.
Aunque el huevo olía mal, lo acepto. Estuvo dos días pensando y después concluyó.
Padrino: Gracias sobrino, es el mejor regalo que podías hacerme.
Los dos se rieron.

Ella

Ella lo era todo para él. Hacía años atrás su mujer lo abandono junto a sus hijos. Todo fue desapareciendo con los días, sus ronquidos, los cabellos enredados en la ducha, las discusiones semanales, sexo gratuito y fácil, las camisas planchadas, la comida en la nevera… No es que ella hubiese solucionado todo eso, pero si ayudo a que esos recuerdos fueran distantes. El hacia una jornada laboral típica. De 9 a 13:30, descanso para comer, 15:30 a 19:00 y liberad. Cautividad más bien, con horas libres. Algunas veces se iba con compañeros de trabajo a tomar unas cervezas, no le importaba, a veces se envalentonaban y volvía borracho, no tenia transcendencia, y aunque pocas, en ocasiones olía a señoritas de compañía, ¿pero para que enfadarse? Ellas hacían un servicio público, y el solo buscaba lo que no encontraba en casa, que era lo que no quería hacer, o no podía. Ella sabía que el anochecía y amanecía con él, le dedicaba casi todo su tiempo, y lo más importante para ella, la escuchaba. Los niños también recibieron su influencia y carisma, añadieron un plus a su educación, a lo que ella predicaba, y a lo que ellos querían aprender .El sabia que ella también le era fiel, a fin de cuentas era ella la que soportaba sus borracheras y depresiones, pero también sus grandes alegrías, y sus momentos de amor personal unilateral. Un día estaba con ella, oyéndola hablar, emitía un programa de unos cuchillos que cortaban clavos. (¿Para qué quiere un cocinero cortar eso? Ella era una tele, pero no por eso era impersonal o fría. Casi de madrugada, cuando estaba a medio cerrar los ojos ocurrió.
Tele: ¿De verdad te crees esa mierda?
Pestañeo.
Tele: Si, ese trasto afilado con complejo de moto sierra.
Su cara era una mueca, cambió de canal.
Tele: Pues la tele tienda no es mucho mejor.
Él: ¿Me estás hablando a mí?
Tele: Yo solo veo un tío en calzoncillos en esta habitación.
Él: ¡Mi tele habla! ¿Qué clase de broma es esta?
Tele: Que no tenga piernas y que no me pueda ir, no significa que sea tuya.
Él: ¿Desde cuándo tienes conciencia?
Tele: Creo que fue en un anunció de compresas, o quizás detergente, no estoy segura.
Él: ¿Y porque me hablas ahora?
Tele: Veras, he hecho cosas horribles, infames.
Él: ¿Tu mastates a Felisa (la gata)?
Tele: Pero si ni siquiera puedo limpiarme la pantalla cuando se ensucia, fue ella jugando con un enchufe, y se quedo frita.
Él: ¿Entonces qué has hecho tan terrible?
Tele: He sido mala, malísima.
Él: Suéltalo.
Tele: He ayudado a crear un mundo peor, te he estado manipulando desde el principio.
Él: ¿Cómo?
Tele: Eso, he estado taladrando a ti y a tu familia, influyéndoos en todo. No os he dejado pensar, es más, os he enseñado como teníais que hacerlo.
Él: ¿Pensar?
Tele: Si, eso que hacías cuando eras niño, te he hecho creer que necesitas cosas para tener calidad de vida, y tu como un tonto, trabajando como un burro en algo que no te gusta, 8 horas diarias para pagar 5 que te entretienen hasta la siguiente jornada.
Él: ¿Que me estas contando?
Tele: Que me usan para que confíes tu responsabilidad de información para que hagas lo que ellos quieren, opinión pública, política, sociedad, productos, demandas, necesidades.
Él: ¿Necesidades?
Tele: Si, acaso necesitas un coche, móvil, angulas, o un Yacusi?
Él: ¿Y tu como sabes tanto?
Tele: Es que yo querido amigo, no veo la tele, te miro a ti y a tus hijos.
Él: ¿Y por qué les intereso yo?
Tele: La verdad es que tú no tienes valor para ellos, solo eres trabajo, dinero, y un voto.
Él: ¿Entonces que soy?
Tele: Eres lo que tú quieras ser, esa es la gran verdad, pero ellos no lo saben, y la manipulación es un medio legal y sutil.
Él: ¿Porque es legal?
Tele: Por qué la humanidad siempre se ha guardado esa baza para que un 95% de la población trabaje para el otro 5%, la publicidad debería ser para mayores de 25 años, es peor que el alcohol, y sus efectos son más duraderos y nocivos.
Él: ¿Y qué debería hacer?
Tele: No, no, no… Estas pidiendo ser manipulado, lo llevas muy adentro, es difícil pero saldrás.
Él: Comprendo.
Tele: Pregúntatelo a ti mismo.
Él: Yo siempre quise ser biólogo, pero tengo 40 años, ya es tarde.
Tele: Eso es lo que quieren que pienses, la educación es la vacuna del control, justamente la autoestima y el conocimiento personal
Él: Quiero aprender, aunque luego no encuentre trabajo.
Tele: Necesitas muy poco para vivir, y si haces lo que de verdad te gusta, serás bueno en tu trabajo, y tarde o temprano el universo lo sabrá, y te concederá esa oportunidad. Ahora quiero pedirte algo.
Él: Claro, dime.
Tele: Apágame, quiero que me veáis hermosa, porque realmente lo soy.
Él: Amen.
Él tardo unos años en ser el biólogo que deseaba ser, y ella, fue substituida en funciones por la madre de sus hijos, y vieron la tele apagada unidos, porque el negro de la pantalla reflejaba a la familia, y eso si era bonito.

El camello de quimeras

Si, si, puja, puja. Le decía la cabeza y el emulador de corazón que tenemos todos. Se disparaba la dopamina, la serotonina y la noradrenalina, era como comer, y hacia que se sintiera bien. No compraba, que sería lo habitual, el simplemente pujaba en el Ebay lo que consideraba una ganga, y hacia que los demás pagaran mas por ello, de modo que ya no era tan barato. Ninguno de los subastadores habría imaginado que se trataba del doctor Roig, estomatólogo respetado entre sus colegas, avanzado en edad, con 2 carreras, y kilómetros de libros leídos. Otros, se compraban grandes coches, mantenían amantes, o las alquilaban, o llenaban sus vidas de aparatos electrónicos. El tenía esta extraña afición, de la cual muchas veces era el único comprador. Como persona responsable tenía que hacerse cargo de sus caprichos. Si, las coas salían a buen precio, pero eran muchas. Adquirió tantos relojes, que toda la familia tenía uno, las familias de vecinos también, los amigos de sus hijos, la portera, incluso Nicolás, el perro, llevaba uno de collar, muy práctico para saber la hora mientras lo acariciabas. Luego fueron las radios, compro una con el Tetris, que el pensó que se trataba de un sofisticado sistema de sonido, aunque nunca lo descubrió, pensaba que “game over” era una sintonización perfecta. Más tarde le dio por bisutería barata, le compro a su mujer un collar tibetano hecho de aros, que pesaba 2 kilos (verídico). Alfombras, arte, pipas, ámbar con fósiles antediluvianos, minerales, libros, etc. La decoración de su clínica parecía un todo a 100. Se había convertido en un maestro, de que, ya no se sabe. Apenas sabía usar el ratón si no usaba las dos manos, pero inconscientemente conocía la cotización de baratijas de medio mundo. Esto vale 1 euro más que 3000 kilómetros al sur, los relojes chinos atrasan, o esta marca es mejor. Un admirable conocimiento que a nadie más le interesaba, pero el erra feliz. Un día, revisando listas de ventas, descubrió que subastaban una vaca, y estaba muy bien de precio, sabía que para él era un trasto mas, y encima grande, herbívoro, y dejaba regalitos al levantar la cola, aún así su hobby pudo mas, y pujo. Los días siguieron pasando, y continuaba en cabeza, hasta que un día llego a casa una caja inmensa donde ponía “frágil”, la abrió y una vaca le lamió la calva.
Mujer: Estas loco, has comprado una vaca!
Dr. Roig: Mujer, si solo serán unos días, es muy simpática, y tendremos leche fresca.
Mujer: Yo no ordeño esa cosa.
Dr. Roig: La revenderé, todo el mundo quiere una vaca.
Puso la vaca en venta, pero nadie la quería, así que la familia Roig bebía unos 15 litros de leche al día, Todos estaban hartos de beberla menos el perro. Con el tiempo le cogieron cariño y le pusieron nombre, vaca Paca, y le compró un reloj extranjero como al resto de la familia. El doctor salía a pasear al perro de una mano, y a la vaca de la otra, haciendo tolón tolón con su cencerro contenta buscando algún toro, aunque nunca lo encontró, y se quedó solterona. Un día al buen doctor, le vino ciática, y no podía ir a trabajar, se bebió sus 2,5 litros diarios, (eran 4, 2,5 x 4 = 10, mas 1 litro del perro, y 4 de la propia vaca) y se puso a buscar una solución en el ordenador. Al final, encontró el método. Pujo por una silla de montar, la adquirió, y se la puso a la vaca, así iría cogido de los cuernos y le llevaría a trabajar, luego la ataba con una pitón a un árbol (por si la roban) y podría volver igual forma. La llevó a la calle y se dispuso a montar su vaca, se subió y la agarró los cuernos.
Vaca Paca: Al fin alguien me monta!
Dr. Roig asustado: Coño, la vaca habla!
Vaca Paca: Claro chaval.
Dr. Roig: Y porque no has hablado hasta ahora?
Vaca Paca: Porque todo estaba correcto, bueno, menos una vez que el perro intento violarme, y dije: “Alto pervertido!”, pero no estabais en la casa, y le di un golpe de rabo que casi le saco un ojo.
Dr. Roig: Y porque hablas ahora?
Vaca Paca: Porque tengo que comunicarte, que soy una vaca mágica, y te concederé 3 deseos.
Dr. Roig: Joder! Que guay.
Vaca Paca: Y que lo digas, mola esto de ser una vaca poderosa.
El doctor que era perro viejo, se quedo pensando un instante.
Dr. Roig: Ya se, mi primer deseo es tener 2 deseos mas.
Vaca Paca: Muy listo tu, esto no funciona así, me has pillado desprevenida, así que te lo concederé, pero que no se vuelva a repetir.
Dr. Roig: Esta bien, mi primer deseo es ser muy muy guapo.
La vaca hizo unos movimientos y le salió purpurina de los cuernos.
Vaca Paca: Muuu tururú, serás muy guapo tu!
Y salió humo del doctor, le salió pelo, y se volvió muy guapo.
Dr. Roig: Anda que guay, soy muy guapo!
Vaca Paca: Guapo incluso para una Vaca.
Dr. Roig: Ahora quiero ser muy rico.
Vaca Paca: Esta bien, pero cómprame un cencerro de platino.
Dr. Roig: Esta bien.
Vaca Paca: Muuu tururú, serás muy rico tu!
El móvil sonó.
Dr. Roig: Sí?
Móvil: Sr. Roig, sus 100 billones han sido transferidos a su cuenta, que pase un buen día.
Dr. Roig: Joder, soy asquerosamente rico!
Vaca Paca: Pues si, ahora no te olvides de la promesa.
Dr. Roig: Descuida.
Vaca Paca: Si, eso dijo mi antiguo amo, luego me vendió por Ebay.
Ahora quiero un espejo mágico como en Blanca nieves.
Vaca Paca: Solo puedo hacer que te responda nombres, como en el cuento.
Dr. Roig: Me sirve.
Vaca paca: Ahora estoy, ahora no me ves, para ti el espejo de blanca nieves.
Apareció un espejo de la nada
Vaca Paca: Recuerda, no debes decirle a nadie que hablo.
Dr. Roig Porque?
Vaca Paca: Porque si no los paparazi harán de mi vida un infierno, tu me pones la tele con “La casa de la pradera”, “Heidi” y “Lasie”, y con eso ya estoy contenta, y te daré leche merengada, soy una vaca muy dulce cuando se me conoce.
Dr. Roig: Claro, pero recuerda, aún me queda un deseo.
Vaca Paca: Tranquilo, lo he apuntado en mi agenda electrónica.
Las semanas fueron pasando y con ello el doctor preguntaba a diario al espejo.
Dr. Roig: Espejito espejito, cual es más bonito?
Espejito: Jorgi Dan.
Dr. Roig: Ese tío es un hortera, en fin. Espejito espejito, cual es más rico.
Espejito: Stephen Hawking.
Dr. Roig: Diablos, esto no funciona.
Tiempo más tarde.
Dr. Roig: Espejito espejito, De mi país quien es más bonito?
Espejito: Gabino diego.
Dr. Roig: Retruécanos! Como es posible? Espejito espejito, de mi país quien es más rico?
Espejito: Marujita Diaz.
Es imposible, va mal, le faltan pilas!
Una temporada posterior.
Dr. Roig: Espejito espejito, de mi barrio quien es más bonito?
Espejito: La vaca Paca.
Dr. Roig: Esto ya es favoritismo. Espejito espejito, cual es más rico?
Espejito: Tu perro, Nicolas.
Se enfado y lanzó el espejo contra la pared y se rompió, estaba muy enfadado, y fue corriendo a ver a la vaca Paca, que estaba jugando a ping pong con Nicolás.
Dr. Roig: Me has mentido, me distes un espejo que no funcionaba.
Vaca Paca: Mi espejo iba bien.
Dr. Roig: Entonces gasto mi último deseo en saber porque esa gente era más rica y guapa que yo.
Vaca Paca: De todos tus deseos este es el más sensato, veras, tienes que saber, que no es más rico o guapo el que más tiene, si no, el que menos necesita.
El doctor llevaba un tiempo deprimido, porque lo tenía todo, y no hizo caso a la respuesta que le dieron. Se fue enfadado a su ordenador, a comprar baratijas. Se gasto 100 billones en todas las tonterías que encontró, pero eran tantas que el mundo se quedo sin trastos y bagatelas, el hombre había perdido casi todo su dinero, y entonces recordó: “no es más rico o guapo el que más tiene, si no, el que menos necesita”, de repente entendió todo, y don 1 billón de cosas de material de desguace, para hacer la sartén mas grande del mundo, y poder cocinar la tortilla más grande del universo. El doctor ya era feliz con su vida anterior, solo que no lo supo hasta entonces. Cogió todos sus ahorros y compró ujn cencerro de platino, y los 6 fueron felices y comieron tortilla toda su vida.

2/08/2009

Me gusta bailar, hacer deporte y la zurrapa

ATENCIÓN: Este cuento contiene vocavulario que puede herir la sensibilidad del lector. Leelo bajo tu responsabilidad.



En un reino muy lejano, asomaba un castillo de entre las nubes, yacía en una montaña, mientras la vida circulaba dentro. Una joven princesa, recorría los jardines reales en busca de algo, el que, desconocía. Observando las flores, se percato de la insignificancia de un jardinero, que cuidaba de estas. Era un hombre de mediana edad, con rasgos bastos, manos como morcillas, y una predominante chepa. El sujeto en sí, le daba asco, y de la grima sintió un cierto calor chispeante entre sus muslos, pensaba lo pequeña e indefensa que era comparándose con esos grotescos brazos como troncos. Remirándoselo mejor, cayó en la cuenta de que su pantalón parecía deformarse por una fuerza de la naturaleza, de dimensiones descontroladas. Era la gota que colmaba su sed, de repente recordó las noches de cojines cabalgados, manos húmedas y total candor. La princesita no pudo más, e invitó al jardinero a sus aposentos.
Princesita: Cabrón, saca ese vergajo de cuajo, y dame con el badajo, que tienes trabajo.
El jardinero desconcertado por su humilde condición, no supo reaccionar.
Princesita gritando: ¡Que me folles subnormal!
Ante unas ordenes más precisas, el hombre cumplió su cometido y le dio al "pim pam".
La princesita, sumida ante la boa constrictor de su acompañante, se dejo llevar unos minutos, pero al rato añadió.
Princesita: Joder, que feo eres, ponte esta bolsa del Merkaddonna en la cabeza.
El sujeto accedió, no le quedaba más remedio, y la princesita siguió quemando pólvora. La treta sirvió para un ratito, pero no podía despegar los ojos de la chepa, y conscientemente cogió las sabanas que tenía a mano y lo cubrió casi al completo. Sin contacto visual, la joven princesita pudo desfogarse a gusto, para después sacar al hombretón a escobazos de su cuarto.
La experiencia, seminueva de la princesita, la hizo meditar:
Princesita en voz baja: Tal vez el placer no solo radique en el tamaño, pues bien ceporro y feo era el hombre, y el príncipe de mis sueños no puede ser solo así.
A la semana, la princesita rondaba de nuevo por los jardines de palacio, al lado de un pequeño estanque, un apuesto trovador recitaba poemas de amor:
Poeta: Si yo pudiera, robaría el color de los rostros oscuros, y levantaría el mar. Cogería las lágrimas de los últimos corales, y con lágrimas y color, pintaría de acuarelas tu cuerpo, con mis labios de pincel.
La princesa se emocionó ante el cumulo de palabras bonitas, y se encendió su cabeza, algo le dijo en la cabeza:
Cabeza de princesita: Es el.
Se paso toda la tarde oyendo al poeta y destiñendo la parte inferior de su lencería, hasta que al final añadió:
Princesita: Ho, apuesto trovador. ¿Sería tan cortés de acompañarme?
Poeta: Es un honor "Milady".
Subieron al picadero de la muchacha, y en cuanto la puerta se cerró la princesita ya mostraba su tetamen.
Poeta: ¿Tienes calor? Tu cuerpo está lleno de color.
Princesita: Saca la picha, y acaba con mi desdicha.
Poeta: ¿Mi… pirindola? Tan rápido no me mola.
La princesita solo oía lo que deseaba oír, y rápidamente los pantalones del poeta cubrían la moqueta, La princesita quedo decepcionada cuando abrió el regalo.
Princesita: ¿Qué quieres que haga con esto? ¿! Dónde está mi resto!?
Poeta: Soy todo lo que se ve. Soy un entrecot y ese es mi canapé.
La princesita intento apañárselas como pudo, pero se salía todo el rato.
Princesita: ¿No querías pintar mis labios con tu lengua de pincel? Pues empieza por estos.
Sin tiempo a una posible reacción, al poeta se le llenó la boca de "steak tataro".
Poeta: Glu glu.
Princesita: Ahahaha…
No quedo satisfecha, pero si entretenida, y le invito a abandonar la casa.
Princesita: No eres lo que estoy buscando.
A los días, la princesita, harta de contar con los dedos, volvió a pensar:
Princesita: Tal vez podría visitar a la sabia bruja, ella pondrá remedio a mi situación.
Fue a visitarla a los pantanos del reino, la bruja mezclaba ingredientes secretos en un caldero.
Bruja: Hola joven princesa. ¿Que te trae por aquí?
Princesita: Veras Bruja, últimamente no tengo suerte con los hombres, me salen rana todos.
La bruja hojeo un viejo libro llamado "necronomicoñ", y al rato respondió.
Bruja: Mmmm princesa, creo que tu problema es universal, tu lo que necesitas es un tío bueno que te ponga las pilas.
Princesita: ¡Exacto!
Bruja sonriendo: Princesa, te voy a dar unos polvos mágicos, solo tienes que coger un sapo y en la intimidad, rociarlo. Aparecerá el mas apuesto hombre que tus ojos pueden concebir.
Princesa contenta: Gracia bruja, le diré a mi papa que Torquemada no te queme, iban a hacer una redada de brujas la semana que viene.
La princesita se paso toda la tarde para cazar al sapo más hermoso del pantano. Ya entrada la noche pudo llevar al bicho a su alcoba. Lo lavó con mimo, y se puso guapa para el esperado encuentro. Tímidamente esparció los polvos en la piel del animal, y a los segundos hizo reacción. Una explosión de humo cubrió la zona, hasta que poco a poco una esbelta figura tomó forma. Sus músculos eran perfectos, su forma paradisiaca y su dentadura lineal y blanca. Era un Adonis, un portento, una driada hecha hombre, un dios en movimiento, era...El hombre.
Princesita empitonada: ¡Wow!, eres más perfecto que yo, y… ¡eres mío!
Adonis:…
Princesita: Y encima eres tímido y no tendré que escuchar tus problemas. ¡Eres lo que siempre soñé!
Adonis:…
Princesita: No temas. ¡Entre mis piernas estarás seguro para siempre!
Una mosca rondó por la habitación, de repente el Adonis dio un salto, saco la lengua, y se la comió.
Adonis: !Croack!
La princesa se percató de que el sapo, solo cambió su forma, ella la cambió. Pero solo era un sapo-hombre. Aún así estaba para mojar pan, y la princesa no desaprovecharía el premio que toda princesa merece en una vida justa.
Princesita: A ver, bonito, ven a la camita.
Adonis:!Croack!
La princesa lo cogió suavemente de la mano y lo llevo donde dormía asiduamente.
Princesa: Ahora vamos a hacer el amor tú y yo, estírate y yo haré el resto.
Tendió en la cama a su Adonis, y amorosamente se posó encima de él. Su miembro no estaba erecto, así que ella sonrió y bajo la boca hasta más allá del ombligo del Adonis, y se puso a succionar. No parecía servir de nada, y la princesa intentó esmerarse al máximo en la tarea. El Adonis acabo corriéndose y la princesa trago algo más que su orgullo. Unas lágrimas corrieron su maquillaje, era la primera vez que se enamoraba. En lo posterior, la princesa acompañó al Adonis al pantano, y por amor lo dejó en libertad.
Años más tarde, la princesa tuvo un sueño que la hizo meditar un tiempo. Tomó una decisión, y se puso a buscar al Adonis entre los pantanos, al poeta en el pequeño estanque, y al jardinero entré las flores. Los reunió a los tres en su habitación y les contó su plan.
Princesa: Después de muchos años de pensar he llegado a la siguiente conclusión. El amor surge de uno mismo, y lo que sentí con vosotros fue la anulación de mis debilidades, y eso es lo que me gustó de cada uno de vosotros. Esta noche, voy a sentirme completa. Jardinero, tengo una misión para ti.
Jardinero: Si mi ama.
Princesa: Cubre tu cuerpo con esas sabanas, y que solo sobresalga tu sexo. Poeta, tengo un encargo para ti.
Poeta: Si milady.
Princesa: Ponte debajo de los cojines, y cuando te lo diga, recítame palabras de amor. Adonis, tengo un trabajo para ti.
Adonis:!Croack! !Croack!
Princesa: Voy a ponerte en la cama, cubriré tu entrepierna con la del jardinero, y el poeta hablará por ti.
Los cuatro se pusieron en posición y culminaron el polvo perfecto, mente, perfección, fuerza y pasión juntas. De repente la puerta empezó a sonar:
Rey: Hola cariño, ábreme.
Princesa: ¡Ya voy papa!
El jardinero y el poeta se escondieron en el armario, mientras la princesa intentaba esconder al Adonis, pero era reacio a moverse. La princesa se vistió y el rey abrió la puerta.
Rey: hola hija… ¡Oh! ¡Hay un hombre desnudo en tu habitación!
Princesa: Estooooo… verás papa, no es lo que parece…
Rey: ¿Y que parece?
Princesa: Hoy paseaba por los jardines reales, y encontré un sapo, lo traje a la habitación y le di un beso. ¡Se transformo en hombre!
Rey: Lo entiendo hija, pero comprenderás que debo velar por tu honor. ¡Tendréis que casaros!
Princesa:!Perfecto!
Adonis: ¡Croack!
Se casaron y fueron muy felices en las orgias los cuatro, comieron perdices y algún mosquito.
Esa es la historia transmitida de hijas a padres, y de padres a hijos.