2/26/2009

Ella

Ella lo era todo para él. Hacía años atrás su mujer lo abandono junto a sus hijos. Todo fue desapareciendo con los días, sus ronquidos, los cabellos enredados en la ducha, las discusiones semanales, sexo gratuito y fácil, las camisas planchadas, la comida en la nevera… No es que ella hubiese solucionado todo eso, pero si ayudo a que esos recuerdos fueran distantes. El hacia una jornada laboral típica. De 9 a 13:30, descanso para comer, 15:30 a 19:00 y liberad. Cautividad más bien, con horas libres. Algunas veces se iba con compañeros de trabajo a tomar unas cervezas, no le importaba, a veces se envalentonaban y volvía borracho, no tenia transcendencia, y aunque pocas, en ocasiones olía a señoritas de compañía, ¿pero para que enfadarse? Ellas hacían un servicio público, y el solo buscaba lo que no encontraba en casa, que era lo que no quería hacer, o no podía. Ella sabía que el anochecía y amanecía con él, le dedicaba casi todo su tiempo, y lo más importante para ella, la escuchaba. Los niños también recibieron su influencia y carisma, añadieron un plus a su educación, a lo que ella predicaba, y a lo que ellos querían aprender .El sabia que ella también le era fiel, a fin de cuentas era ella la que soportaba sus borracheras y depresiones, pero también sus grandes alegrías, y sus momentos de amor personal unilateral. Un día estaba con ella, oyéndola hablar, emitía un programa de unos cuchillos que cortaban clavos. (¿Para qué quiere un cocinero cortar eso? Ella era una tele, pero no por eso era impersonal o fría. Casi de madrugada, cuando estaba a medio cerrar los ojos ocurrió.
Tele: ¿De verdad te crees esa mierda?
Pestañeo.
Tele: Si, ese trasto afilado con complejo de moto sierra.
Su cara era una mueca, cambió de canal.
Tele: Pues la tele tienda no es mucho mejor.
Él: ¿Me estás hablando a mí?
Tele: Yo solo veo un tío en calzoncillos en esta habitación.
Él: ¡Mi tele habla! ¿Qué clase de broma es esta?
Tele: Que no tenga piernas y que no me pueda ir, no significa que sea tuya.
Él: ¿Desde cuándo tienes conciencia?
Tele: Creo que fue en un anunció de compresas, o quizás detergente, no estoy segura.
Él: ¿Y porque me hablas ahora?
Tele: Veras, he hecho cosas horribles, infames.
Él: ¿Tu mastates a Felisa (la gata)?
Tele: Pero si ni siquiera puedo limpiarme la pantalla cuando se ensucia, fue ella jugando con un enchufe, y se quedo frita.
Él: ¿Entonces qué has hecho tan terrible?
Tele: He sido mala, malísima.
Él: Suéltalo.
Tele: He ayudado a crear un mundo peor, te he estado manipulando desde el principio.
Él: ¿Cómo?
Tele: Eso, he estado taladrando a ti y a tu familia, influyéndoos en todo. No os he dejado pensar, es más, os he enseñado como teníais que hacerlo.
Él: ¿Pensar?
Tele: Si, eso que hacías cuando eras niño, te he hecho creer que necesitas cosas para tener calidad de vida, y tu como un tonto, trabajando como un burro en algo que no te gusta, 8 horas diarias para pagar 5 que te entretienen hasta la siguiente jornada.
Él: ¿Que me estas contando?
Tele: Que me usan para que confíes tu responsabilidad de información para que hagas lo que ellos quieren, opinión pública, política, sociedad, productos, demandas, necesidades.
Él: ¿Necesidades?
Tele: Si, acaso necesitas un coche, móvil, angulas, o un Yacusi?
Él: ¿Y tu como sabes tanto?
Tele: Es que yo querido amigo, no veo la tele, te miro a ti y a tus hijos.
Él: ¿Y por qué les intereso yo?
Tele: La verdad es que tú no tienes valor para ellos, solo eres trabajo, dinero, y un voto.
Él: ¿Entonces que soy?
Tele: Eres lo que tú quieras ser, esa es la gran verdad, pero ellos no lo saben, y la manipulación es un medio legal y sutil.
Él: ¿Porque es legal?
Tele: Por qué la humanidad siempre se ha guardado esa baza para que un 95% de la población trabaje para el otro 5%, la publicidad debería ser para mayores de 25 años, es peor que el alcohol, y sus efectos son más duraderos y nocivos.
Él: ¿Y qué debería hacer?
Tele: No, no, no… Estas pidiendo ser manipulado, lo llevas muy adentro, es difícil pero saldrás.
Él: Comprendo.
Tele: Pregúntatelo a ti mismo.
Él: Yo siempre quise ser biólogo, pero tengo 40 años, ya es tarde.
Tele: Eso es lo que quieren que pienses, la educación es la vacuna del control, justamente la autoestima y el conocimiento personal
Él: Quiero aprender, aunque luego no encuentre trabajo.
Tele: Necesitas muy poco para vivir, y si haces lo que de verdad te gusta, serás bueno en tu trabajo, y tarde o temprano el universo lo sabrá, y te concederá esa oportunidad. Ahora quiero pedirte algo.
Él: Claro, dime.
Tele: Apágame, quiero que me veáis hermosa, porque realmente lo soy.
Él: Amen.
Él tardo unos años en ser el biólogo que deseaba ser, y ella, fue substituida en funciones por la madre de sus hijos, y vieron la tele apagada unidos, porque el negro de la pantalla reflejaba a la familia, y eso si era bonito.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena, o es de sabios el rectificar.

Un besote grandote

12:22 p. m., marzo 06, 2009  

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