1/30/2009

El dinero compra la infelicidad

M. Benítez: Aquí agente Benítez, en misión de exploración para hallar un nuevo planeta donde vivir. Se ha procedido a investigar el planeta azul, el procedimiento fue disfrazarse de marciano invisible, y poder observar las costumbres de los cabezones. Durante el transcurso de un mes he ido estudiando sus costumbres, y me gustaría añadir que los “Cabecinicolas” son seres muy extraños, pues tienen la extraña costumbre de vender y comprar pensamientos, como si de mercancías de consumo se trataran, la mayoría de ellos, trabaja una media de 8 horas al día, la mediana de ellos, comprando stress e infelicidad, viviendo vidas destinadas a servir a “cabecinicolas” supuestamente superiores. Si eso no fuese suficiente, reciben el castigo de tener que poseer unos extraños papeles y metales circulares, que sirven para intercambiar por dependencias, objetos móviles para ir a condenar sus 8 horas diarias, cajas con imágenes dinámicas que les impide pensar e hipnotiza durante varias horas diarias, madrigueras virtuales donde poder expandir sus inseguridades, extraños pedazos de tela, con la supuesta misión de cubrirles del clima, pero con niveles muy distintos de sacrificio horario. Paradójicamente, hay pensamientos muy fáciles de conseguir, como serian la fraternidad, la confianza y el amor. Sienten un vacio interior a pesar de vivir prácticamente unos con otros, se separan con paredes e indiferencia, pero destinan la mayor parte de sus vidas en encontrar a otro ser que les haga feliz, es un mundo donde todos saben pedir pero casi nadie sabe dar. Podría decir que un tercio de su vida suele ser sacrificio por una engañosa comunidad, un tercio duermen, y el otro restante buscan. Asombrosamente, este es el mundo donde mayor inteligencia se ha encontrado, residen unos extraños seres entre los “cabezinicolas”, que suelen ser adorados, alimentados y mimados, a pesar de un casi continuo rechazo. Son pequeños seres peludos con el nombre de “gato”, una amenaza de dimensiones cósmicas por lo que creo que el planeta azul no debería ser invadido, podríamos ser esclavizados por los entes llamados “gato”.

Sala de hibernación de la nave: ¡Miau!

M. Benítez: Recuperando transmisión, uno de esos seres, “gato”, se ha infiltrado en la nave, exponiendo a la extinción toda nuestra civilización. Solicito permiso de autodestrucción.

Nave madre: Concedido.

Nave de exploración: ¡Pum!

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

me ha encantado este cuentoo. cabezinicolas y pequeños seres peludossss.

8:07 p. m., mayo 20, 2009  

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