1/05/2014

Lamento Mundano


Hombre de bata blanca: No puede ser, despertaste al fin.
Hombre en la cama:-...
Hombre de bata blanca: Necesita reposo, dejémosle descansar.

El se quedó en la cama y ellos se fueron a otra habitación.

Mujer con pijama blanco: Pensaba que no lo lograría.
Hombre de bata blanca: Ha tenido suerte, la seguridad social iba a dejarlo morir.
Mujer con pijama blanco: Realmente estudiamos durante años para dejar morir a la gente?
Hombre de bata blanca: Cada uno tiene sus motivos, las circunstancias justifican el fin.
Mujer con pijama blanco: Hay que ser gilipollas para pensar así.
Hombre de bata blanca: Si no pensase así no podría vivir.
Mujer con pijama blanco: Una vida no justifica otra.
Hombre de bata blanca: Para los animales si.
Mujer con pijama blanco: Para los animales sí, pero hablemos de él mejor, cuál era el diagnóstico?
Hombre de bata blanca: Ingresó aquí hecho un cubo de rubik tutifruti, y parece ser que las piezas volvieron a encajar.
Mujer con pijama blanco: Después de tantos meses volvió, es extraño.
Hombre de bata blanca: Extraño o no, ha vuelto.
Mujer con pijama blanco: Después de comer iré a hacerle una visita, a ver si recuerda algo.
Hombre de bata blanca: Esta bien.

Al cabo de unas horas, la mujer fue a verlo a su habitación.

Mujer con pijama blanco: Ha comido bien?
Hombre moribundo: Si, gracias.
Mujer con pijama blanco: Sabe dónde esta?
Hombre moribundo: En un hospital, he vuelto por ti.
Mujer con pijama blanco: Por mí?
Hombre moribundo: Sí.
Mujer con pijama blanco: Me conoce?
Hombre moribundo: No, pero he vuelto para responder a tus preguntas.
Mujer con pijama blanco: Vine a preguntarle cómo estaba.
Hombre moribundo: Tienes la oportunidad de preguntarme lo que quieras, y vas a elegir saber lo que ya sabes?
Mujer con pijama blanco: Perdone, pero esto me desconcierta.
Hombre moribundo: Que lento es el coco, cuando tiene que aprender se queda corto.
Mujer con pijama blanco: ...

Se produjo un silencio mitad silencio mitad miradas.

Mujer con pijama blanco: De dónde has vuelto?
Hombre moribundo: De una especie de purgatorio.
Mujer con pijama blanco Quieres decir que has muerto?
Hombre moribundo: No sé si morí, pero vi la muerte.
Mujer con pijama blanco: Y cómo es?
Hombre moribundo: La muerte es distinta para cada alma, y tiene varios caminos.
Mujer con pijama blanco: Explícate.
Hombre moribundo: En vida tienes consciencia, en la muerte esta cambia; es difícil pensar, pues tu personalidad es solo un trocito de tu alma, digamos que tu eres una de las muchas vidas que componen a tu ser. Así es complicado destacar tu raciocinio entre esa multitud, aun y así todas las vidas pasadas, y la actual tienen en común un trayecto lógico que desembocan a una especie de democracia que compone al libre albedrío.
Mujer con pijama blanco: Define ese "libre albedrío".
Hombre moribundo: Seria tu capacidad de decisión, sería lo que te diferencia de la materia muerte, o falta de vida. En el mundo de las cosas domina la causalidad, en el mundo de las cosas vivas, se busca un orden, cuanta más evolución, más capacidad de decisión.
Mujer con pijama blanco: Y las causalidades que afectan a mi vida no deciden por mí?
Hombre moribundo: Seria así, si no fuera porque tú y otros lo decidieron antes, solo que no lo recuerdas.
Mujer con pijama blanco: Porque?
Hombre moribundo: Porque el libre albedrío empieza por uno mismo, si tú supieras que sucederá y que es lo correcto, no harías las cosas de corazón, y es tu naturaleza interna la que evoluciona, no tu nivel de sumisión o picardía.
Mujer con pijama blanco: Y como se lo que está bien o mal?
Hombre: Hay una intuición que siempre te está hablando, tu puedes estar atenta a sus susurros, o mantenerte en constante ruido, para disimularla, pero en un rincón de ti, esa vocecilla de justicia, te susurra lo que es correcto. Cuanto más estés en contacto con tu intención interna, más te susurrara las respuestas.
Mujer con pijama blanco: Explícame los caminos de la muerte: Solo te puedo contar donde estuve yo. Las sensaciones son intransferibles, pero lo que yo notaba era como estar encerrado en una urna, donde mi cuerpo ya no existía. Me mantenía encerrado, y mi ego quería crecer, pero ese espacio era demasiado pequeño, y todos mis tormentos chocaban unos con otros. Sentía una pena, que si la sintiese alguien en vida, se suicidaría sin dudarlo, pero como suicidarte, si lo más parecido a un cuerpo, en un conjunto de recuerdos, sensaciones y mentes individuales que no se acaban de poner de acuerdo nunca? A mi lado había cientos de urnas más, todas, en una pequeña habitación. Al no tener ojos, todo se siente a un nivel mucho más puro y creíble. Las almas allí acumuladas no comparten nada, están sumidas en su propia pena, el egoísmo es total y hermético. Durante este sufrimiento, los segundos parecen eones, y sabes que un alma superior revisa algunos casos y se apiada a veces de algunas. Realmente es algo que intuyes como un rumor, que se va alejando a medida que la agonía se eterniza, y la esperanza de salir de allí algún día, se vuelve dolor por su incertidumbre. Las dudas escupen tormentos, y estos se vuelven dudas también, de lo único que no se duda, es de la pena que tú mismo te das.
Mujer con pijama blanco: Porque volviste para contarme esto?

Hombre moribundo: Porque ya estabas preparada para saber hasta aquí, un mayor nivel de consciencia, requiere una responsabilidad superior, claro que eso, es solo una decisión personal e intransferible. Lo que te he contado del purgatorio, podría parecer un castigo impuesto por la divinidad, pero es uno mismo quien elige, la espiritualidad no es ser bueno para recibir premios, no es seguir lo que te digan otros o un libro, la espiritualidad es la toma consciente de las decisiones, y entender el porqué de estas, si no, solo somos objetos inanimados que viven de la causalidad asociada a la casualidad. He de irme, vive tu momento.