9/18/2010

El placer de estar solo

Hace ya más de 4 años que desperté del coma, tuve que comenzar prácticamente de 0. Se me ha hecho eterno, pero placentero. A pesar de ello parece que este comenzando a jugar el juego. Mi cuerpo parece compenetrarse mejor con mi mente; se ha vuelto extremista, es capaz de darme ganas de morir cada minuto de mi vida despierto, o hacer que me tiemblen las piernas de placer, hasta casi desplomarme. Afortunadamente he aprendido a controlar mejor las emociones a mi favor. En mi día a día suelo estar solo, comparo mi soledad con la de los demás, y no se parece, mi soledad no es callada ni está entre medio de multitudes; la mía, se mueve entre medio de un mar de gente sola, que hace ver que se comunica, buscan inconscientemente flotadores de autoestima. Realmente nadie habla el idioma de los humanos, estamos separados por paredes de aire, y nos hacemos compañía mientras proyectamos realdades deformadas por genes y recuerdos. Uno mismo es un compañero fiel y traicionero a la vez, que tiende a dejarse llevar por fetiches, sociedades y ritos; la gente quiere integrarse y a su vez manifestarse; somos huéspedes de un pudding de carne y huesos, hijos del tiempo y padres de las próximas generaciones de tiempos. Soy, una maquina que no quiere desconectarse, por miedo a que no me reinicien.