En un lugar de la memoria cuyo nombre no consigues recordar hay un frondoso bosque donde vivía una pequeña hada. Saltaba de verde a azul y todas las escalas de colores que un ojo puede ver. Cansada entró en un agujero de un árbol y se puso a dormir. En la distancia, un viejo lobo herido se arrastraba por la maleza. Agotado se sentó en la sombra de aquel árbol. Su delicado oído captó un pequeño soplido que emitía la pequeña boca del hada, pues dormía con la boca abierta.
Lobo: ¿¡Quien anda ahí!?
Hada: ! Ñe ñeee…!
Ninguno podía verse y la altura y la madera separaban sus ojos.
Lobo: ¿Cómo?
Hada: Déjame dormir un rato mas. ¡Feo!
El lobo se quedo mudo. El antiguo rey del bosque, se quedo silencioso con esa vocecilla entre nasal y aniñada, se calmó y se puso a dormir también. Horas más tarde:
Hada: ¡Buenos días!
Lobo pensando que era de noche: ¿Quién eres?
Hada: Me llamo Loli, Loli Pop.
Lobo: Me gusta, es dulce.
Loli Pop: Jajaja.
Las horas fueron pasando y fueron charlando, interesados el uno por el otro hasta el amanecer, entonces, el lobo susurro:
Lobo: En algún lugar del día estaré durmiendo contigo mientras siga pensando en ti, he de ir a mi madriguera.
Loli Pop sonrió y se sintió dichosa de haber vivido una noche mágica, oyó como unos pasos se alejaban y suspiro en voz muy baja:
Loli Pop: No sé nada de él y sin embargo, no me hace falta saber más.
La pequeña hada se fue a la ciudad de las hadas. Como cada mañana allí estaban todas sus amigas, cantando y dando vueltas sobre una seta gigante:
Hadas cantando a coro:
Una vez,
Una única vez,
Siempre lo siento,
Cuando vengo no estás,
Tuve miedo,
Se mis brazos,
Se mi cuerpo,
Confió en Ti,
Confió en Mí,
Es tan difícil,
Es tan fácil caer,
Mi cuerpo entero quiere saber de ti,
Sé que estas allí,
Y ahora unos pasos son años luz,
Sé que estás
Y no es aquí,
Y no es aquí.
Otras recitaban poemas de amor, algunos tristes, otros alegres, pero todas querían ser mágicas pues la única magia que posee un hada son polvos mágicos que brillan en la noche y les permiten volar. Ella pensaba en sus adentros… si ellas supieran, dedican horas a suspirar por una noche mágica y yo tuve una ayer.
Al anochecer el lobo, en contra de su instinto, volvió al árbol:
Lobo: Hola.
En una pequeña pero maratoniana demora.
Loli Pop sonriendo: Hola.
Lobo: Has vuelto.
Loli Pop: Quería hacerlo.
Ambos en sus vísceras se sintieron un poco menos mortales y repitieron la noche anterior hablando de cientos de cosas, de juegos, y de nada que otros supieran pintar.
Lobo: He de volver a mi guarida pero estaré allí donde quieras imaginarme.
De nuevo los pasos se alejaron, y el hada entera brillaba con luz propia, lo había vuelto a hacer, se sentía dichosa y cuando voló hacia la ciudad de las hadas ella poseía en mayor placer. Era tan irreal, bailaba, cantaba y todo, con una energía que no parecía decaer y llevaba muchas horas de sueño acumulado. La tercera y la cuarta noche fueron un amanecer de palabras. El hada había olvidado por completo sus miedos y estaba ansiosa de conocer y tocar a la otra voz al lado de la madera, inconscientemente sabía que era mutuo.
La Quinta noche el hada susurró a la madera:
Loli Pop: Quiero bajar y abrazarte.
Lobo: Yo también lo deseo.
El hada despego los pies del hueco del árbol y entre la oscuridad de la noche fue iluminando a su acompañante.
Loli Pop: !Eres un lobo!
Lobo: Eres un hada.
Loli Pop: ¡Los lobos se comen a las hadas!
Lobo: No te voy a perseguir, apenas puedo caminar con mis heridas. Yo tampoco sabía qué eras pero no me importa, sigo queriendo abrazarte.
Loli Pop: Yo también.
Ambos estuvieron más de una hora abrazándose, como si hubieran estado esperándose cientos de años. No había miedo.
El amanecer despertó y ambos amantes volvieron a sus mundos. El hada había oído hablar de muchas hadas que habían sido atacadas por lobos y muchos seres del bosque querían sus polvos mágicos pues con ellos se podía volar.
Las noches fueron pasando. El hada, montada en el lomo del lobo, viajaba a mundos donde los pies y las alas no podían llegar.
El hada se sentía muy dichosa y comenzó a hablarle a sus hermanas hadas sobre su amor prohibido con el lobo, no solían hacer buena cara en el mejor de los casos y todas comentaban que solo quería comérsela o, peor aún, era un lobo herido, quería un hada que cuidara de él y poder robarle su capacidad de volar. Ella intentaba mantenerse firme ante las burlas y advertencias, la desgastaban, como las olas dibujan las rocas del mar. Un día decidió presentárselo para que vieran que sus intenciones eran buenas. No fue una buena idea, el lobo asomó el hocico y todas parecieron asustarse pero vieron la cojera del viejo lobo y que apenas podía sostenerse en pie. Las hadas, aún molestas por el susto, comenzaron a volar en círculos alrededor de él y a hacer los movimientos más rítmicos y gráciles que sabían hacer, mientras reían al unísono. El hada no supo reaccionar y empezó a sentir lástima por su lobo, a tener dudas y miedos, hasta que decidieron que estar solos sería lo mejor.
Ambos se sentían infinitamente abatidos,y el hada decidió romper su soledad y atreverse a ir a ver al gran espíritu ancestral del bosque. Nadie sabía donde vivía. Voló días enteros y al final, agotada, cayó al suelo y estalló a llorar. Cuando, desesperada, pidió a la vida que le enseñara su propio camino, un pequeño caracol, le pregunto:
Caracol: ¿Qué te pasa pequeña hada?
Loli Pop: Puedes explicarme ¿por qué hay una voz en mi cabeza? ¿por qué me dice que quieren robarme las alas? ¿por qué busco defectos meticulosamente? ¿por qué me aparto? ¿por qué tengo miedo?
Caracol: Puedo ayudarte, pequeña hada. La voz en tu cabeza es tu pensamiento colectivo. Es la voz que te ha hablado cuando crecías, cuando aprendías, cuando reías y llorabas. La voz se apodera de las personas y las encierra en un manto de miedo. Dime pequeña hada, ¿qué ves?
Señalo una flor con uno de sus cuernos.
Loli Pop: Una flor.
Caracol: ¿Y qué mas ves?
Loli Pop: Es bella y frágil.
Caracol: Discrepo, es bella y fuerte.
Loli Pop: Podría pisotearla hasta reducirla a escombros.
Caracol: Esa es la verdadera belleza de la flor, no tiene que usar ningún arma para defenderse de ti pues ella es vida. La vida solo sabe dar vida sin importarle si puedes acabar con su existencia. Esa flor está en un plano muy superior a ti, ama sin miedo, crece con lo que tiene y florece cada primavera para volver a morir.
El hada se quedo sin palabras y empezó a ver esa flor sin el nombre que le habían enseñado. Ya no era un vegetal, una planta, una flor. Ahora era belleza, ahora era Amor. Se puso a llorar de lo asombroso que acababa de contemplar, una fuerza increíblemente benévola que solo quería vivir y, a su vez, creaba oxigeno para que ella viviese también y nunca se había fijado, nunca… hasta que lo vio con los ojos del caracol.
El hada, llorando de felicidad, suspiró: Gracias, pensaba que solo eras un triste caracol, y en realidad eres…
Caracol sonriendo: Shhhh… es nuestro secreto, no hay razón para tener miedo jamás.
En el otro lado del bosque, en su guarida, el lobo dibujaba a su hada en las paredes de la madriguera. Cuando estaba triste sonreía y susurraba a su hada:
Sr. Lobo: Si pensamos lo mismo nos encontraremos.
Dedicado a todas las hadas y lobos, y en especial, a la que yo dibuje.