6/14/2008

Frigopene

Los gatos decían miau, miau; los perros hacían guau, guau, y Nerea se sentaba en un bar, los taburetes de este tenían la analtomia de su trasero, olían a melocotón y a melón, ella era una mujer con clase, usaba rollos de papel de wáter aromatizados. Tomaba copas de agua con una oliva dentro, y escrutaba con su mirada las posibles víctimas del bar. Estaba harta de su marido, un hombre que confundía el suavizante con el lubricante, un mendigo venido a más, con más millones que neuronas, y menos hormonas que un consolador sin pilas. Quería como no, un amante que supiera hacer sudar su cuerpo, aunque él no lo hiciera, quería una mujer con pirulí, quería alguien que supiera arrancarle las bragas (solo las de mercadillo) y tuviera la suficiente confianza en sí mismo para hacerlo bien, conciso, y elegantemente. La noche solo asomaba malos proyectos, hombres con ganas de ser hombres, malos polvos, unilaterales. Entró un tipo, parecía limpio, falto de anillo y de marcas de este, bien parecido y que supiera comer algo más que bistec y pizza.
Nerea: Hola guapo, vienes mucho por aquí?
Tipo sin sombrero: Solo cuando entro por esa puerta.
Nerea: Como has dicho que te llamabas?
Tipo sin sombreo sentado: Me llamo Fulano.
Nerea: Encantada, yo me llamo Nerea, ahora que nos conocemos, ¿te vienes a ver mis peces tropicales?
Fulano: Vamos.
Nerea era perro viejo (perra), y sabia que seducir a un hombre es cuestión de sinceridad y ser práctica, Era realmente fútil pintarse horas, mantener la línea, o ir a la moda. Si los hombres no lo hacen, por algo será.
Acorralo a Fulano en el sofá, hablaron un poco, el no era un gran conversador o pensador, pero estaba ya en su casa, era muy cómodo acostarse con él, parecía discreto, Nerea fue sutil y abrió sus piernas delante de él.
Nerea: ¿Y bien?
Fulano: Son dos.
Nerea rascándose la cabeza: ¿Te lo tengo que explicar?
Fulano: ¿El qué? ¿Dónde están los peces tropicales?
Nerea: ¡Aquí dentro! ¡Come y calla!
Ella le cogió de la cabeza y lo empujo a su entrepierna, llevaba falda-cinturón-tanga, todo en uno, el buscaba los pececillos con la lengua.

La fuerza de esta era un torbellino, hacía el molinete con la fuerza de un ventilador de mano de un Euro, era increíble lo que sabía esa lengua, escribía entre sus piernas palabras de amor, arameo, turco, griego, francés, y suajili. Nerea estaba que no cabía en sus pechos, normal, eran grandes pero no tanto. Al final fue ella la que encontró los peces, pero eran de colores.
Fulano con la boca llena de amor: Fyo no feo fningún fescado for akí.
Nerea se rio, se detuvo un instante, sonrió, y pregunto.
Nerea maliciosa: Dime rey, ¿tienes familia?
Fulano: A fnadie, fivo fsolo, me acafo de fmudar a festa fciudad, no fconofco a fnadie y festoy en paro.
Nerea dejo caer una carcajada con eco, le acarició el pelo.
Nerea: ¿Quieres un polo campeón?
Fulano: ¿Tienes de cola?
Nerea: Toda mujer que se precie tiene varios siempre.
Fulano: Mola.
Nerea levantándose y abriendo la puerta de la nevera: Están en el congelador.
Fulano levantándose y asomando la cabeza: No veo nada.
Nerea: Están en el fondo.
Fulano adentrándose más: Sigo sin verlo.
Nerea: Al fondo de todo.
Fulano más adentro: No hay nada, solo langostinos congelados.
Nerea empujándole: ¡Mas adentro!
Fulano: ¡Hace frio!
Nerea acabándole de meter: ¡Detrás de los guisantes!
Nevera cerrándose: ¡Plof!
Nerea sonrió y se fue a dormir. Al cabo de dos días tenía ganas de mambo, se dirigió a la cocina y abrió el congelador, saco a su amante congelado, y lo metió en el microondas en posición “dibujito de un hielo”. A los diez minutos estaba listo para servir, lo saco y dijo.
Nerea: Cariño, ¿quieres ver mi colección de peces tropicales?
Fulano aun goteando pero descongelado: Vamos.
Nerea en el sofá abriendo sus piernas: ¡Aquí dentro! ¡Come y calla!
Fulano cogido de la cabeza por dos muslos: Fyo no feo fningún fescado for akí.
Nerea extasiada: ¡Ahhhhhhhaaaaa!
Pausa de un minuto
Nerea: ¿Quieres un polo de cola campeón?
Fulano: Mola.
Nerea levantándose y abriendo la puerta de la nevera: Están en el congelador, al lado de los guisantes.
Fulano: Me es familiar… debo haberlo soñado…
Fulano más adentro: No hay nada, solo langostinos congelados.
Nerea empujándole: ¡Mas adentro!
Nevera cerrándose: ¡Plof!
Nerea se fue a dormir complacida de nuevo. Este fue el motivo por el cual Nerea tenía siete neveras, una gran sonrisa, y un amante que le sabia el pito a Kalippo.

Experimento :)

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

De limón?

Porque yo soy adicta a los calippos de limón jiji :P

Sarita

7:04 p. m., junio 15, 2008  
Anonymous Anónimo said...

Me encanta. Ojalá fuera tan fácil...

7:10 p. m., junio 15, 2008  
Blogger Electrica Cullen Black said...

XDD

Dios que imaginación la tuya... y que tía más perversa has creado. Eso es ser utilizado y lo demás son tonterias.
Pajaroburlon

11:45 p. m., febrero 16, 2012  

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