Alzheimer
Las dificultades a veces son oportunidades para empezar de nuevo. Atajos del alma para probarse a si misma. Eso le pasó a mi abuela, una mujer seria que jamas tuvo infancia, y de mayor... De mayor quiso olvidarlo todo, y poco a poco volvió a ser niña. Por aquel entonces, poco se sabia del alzheimer. La mera palabra, asustaba a los médicos, y hacia llorar a mi madre. Para mi fue como tener una hermanita, ya crecida, pero una niña al fin y al cabo. Le encantaba tejer, lo hacia como los ángeles, pero irónicamente solo hizo una única prenda, que le costó años. Mi abuela adulta, era aburrida y sosa, pero mi hermanita menor pero mayor, era muy alegre. Recuerdo sus charlas mientras hacia los deberes, nos reíamos de tonterías. Siempre tejía la misma bufanda, yo por la noche, descosia lo hecho durante el día. Puede sonar malicioso, pero es una enfermedad muy dura, tan dura que te obliga a romper la lógica en la que nos encerramos cuando creemos ser adultos. Pero ella era feliz, siempre ilusionada con una bufanda semieterna, que me quería regalar para mi cumpleaños. Yo cumplía años cada mes, de esta manera, mi abuela me vio crecer, es mas, su mente era tan frágil, que pudo ver como me casaba, y como tenia hijos. Todo fueron montajes, pero nos hizo muy felices viéndola renacer de nuevo. Con el tiempo, mi abuela olvidó quien era yo, y me inventaba historias y situaciones, para que su alma pudiera experimentar, lo que en una situación normal, le hubiese costado varias vidas. Fue una niña muy feliz hasta los últimos años de su vida.
Su enfermedad le hizo olvidar lo que ella creía ser, pero ella me enseñó, que cada día es una nueva oportunidad, para perdonarse, y aprender la olvidar, la muerte, solo es lo que tu memoria, quiera recordar; y mi abuela no murió, solo cambió el recipiente donde su memoria existia.
Pequeño cuento poco trabajado para una asociación de alzheimer, aunque, como imaginareis, no fue aceptado
Su enfermedad le hizo olvidar lo que ella creía ser, pero ella me enseñó, que cada día es una nueva oportunidad, para perdonarse, y aprender la olvidar, la muerte, solo es lo que tu memoria, quiera recordar; y mi abuela no murió, solo cambió el recipiente donde su memoria existia.
Pequeño cuento poco trabajado para una asociación de alzheimer, aunque, como imaginareis, no fue aceptado