Lamento Mundano
Hombre de bata
blanca: No puede ser, despertaste al fin.
Hombre en la
cama:-...
Hombre de bata
blanca: Necesita reposo, dejémosle descansar.
El se quedó en la
cama y ellos se fueron a otra habitación.
Mujer con pijama
blanco: Pensaba que no lo lograría.
Hombre de bata
blanca: Ha tenido suerte, la seguridad social iba a dejarlo morir.
Mujer con pijama
blanco: Realmente estudiamos durante años para dejar morir a la gente?
Hombre de bata
blanca: Cada uno tiene sus motivos, las circunstancias justifican el fin.
Mujer con pijama
blanco: Hay que ser gilipollas para pensar así.
Hombre de bata
blanca: Si no pensase así no podría vivir.
Mujer con pijama
blanco: Una vida no justifica otra.
Hombre de bata
blanca: Para los animales si.
Mujer con pijama
blanco: Para los animales sí, pero hablemos de él mejor, cuál era el
diagnóstico?
Hombre de bata
blanca: Ingresó aquí hecho un cubo de rubik tutifruti, y parece ser que las
piezas volvieron a encajar.
Mujer con pijama
blanco: Después de tantos meses volvió, es extraño.
Hombre de bata
blanca: Extraño o no, ha vuelto.
Mujer con pijama
blanco: Después de comer iré a hacerle una visita, a ver si recuerda algo.
Hombre de bata
blanca: Esta bien.
Al cabo de unas
horas, la mujer fue a verlo a su habitación.
Mujer con pijama
blanco: Ha comido bien?
Hombre moribundo:
Si, gracias.
Mujer con pijama
blanco: Sabe dónde esta?
Hombre moribundo:
En un hospital, he vuelto por ti.
Mujer con pijama
blanco: Por mí?
Hombre moribundo:
Sí.
Mujer con pijama
blanco: Me conoce?
Hombre moribundo:
No, pero he vuelto para responder a tus preguntas.
Mujer con pijama
blanco: Vine a preguntarle cómo estaba.
Hombre moribundo:
Tienes la oportunidad de preguntarme lo que quieras, y vas a elegir saber lo
que ya sabes?
Mujer con pijama
blanco: Perdone, pero esto me desconcierta.
Hombre moribundo:
Que lento es el coco, cuando tiene que aprender se queda corto.
Mujer con pijama
blanco: ...
Se produjo un
silencio mitad silencio mitad miradas.
Mujer con pijama
blanco: De dónde has vuelto?
Hombre moribundo:
De una especie de purgatorio.
Mujer con pijama
blanco Quieres decir que has muerto?
Hombre moribundo:
No sé si morí, pero vi la muerte.
Mujer con pijama
blanco: Y cómo es?
Hombre moribundo:
La muerte es distinta para cada alma, y tiene varios caminos.
Mujer con pijama
blanco: Explícate.
Hombre moribundo:
En vida tienes consciencia, en la muerte esta cambia; es difícil pensar, pues
tu personalidad es solo un trocito de tu alma, digamos que tu eres una de las muchas
vidas que componen a tu ser. Así es complicado destacar tu raciocinio entre esa
multitud, aun y así todas las vidas pasadas, y la actual tienen en común un
trayecto lógico que desembocan a una especie de democracia que compone al libre
albedrío.
Mujer con pijama
blanco: Define ese "libre albedrío".
Hombre moribundo:
Seria tu capacidad de decisión, sería lo que te diferencia de la materia
muerte, o falta de vida. En el mundo de las cosas domina la causalidad, en el
mundo de las cosas vivas, se busca un orden, cuanta más evolución, más
capacidad de decisión.
Mujer con pijama
blanco: Y las causalidades que afectan a mi vida no deciden por mí?
Hombre moribundo:
Seria así, si no fuera porque tú y otros lo decidieron antes, solo que no lo
recuerdas.
Mujer con pijama
blanco: Porque?
Hombre moribundo:
Porque el libre albedrío empieza por uno mismo, si tú supieras que sucederá y
que es lo correcto, no harías las cosas de corazón, y es tu naturaleza interna
la que evoluciona, no tu nivel de sumisión o picardía.
Mujer con pijama
blanco: Y como se lo que está bien o mal?
Hombre: Hay una
intuición que siempre te está hablando, tu puedes estar atenta a sus susurros,
o mantenerte en constante ruido, para disimularla, pero en un rincón de ti, esa
vocecilla de justicia, te susurra lo que es correcto. Cuanto más estés en
contacto con tu intención interna, más te susurrara las respuestas.
Mujer con pijama
blanco: Explícame los caminos de la muerte: Solo te puedo contar donde estuve
yo. Las sensaciones son intransferibles, pero lo que yo notaba era como estar
encerrado en una urna, donde mi cuerpo ya no existía. Me mantenía encerrado, y
mi ego quería crecer, pero ese espacio era demasiado pequeño, y todos mis
tormentos chocaban unos con otros. Sentía una pena, que si la sintiese alguien
en vida, se suicidaría sin dudarlo, pero como suicidarte, si lo más parecido a
un cuerpo, en un conjunto de recuerdos, sensaciones y mentes individuales que
no se acaban de poner de acuerdo nunca? A mi lado había cientos de urnas más,
todas, en una pequeña habitación. Al no tener ojos, todo se siente a un nivel
mucho más puro y creíble. Las almas allí acumuladas no comparten nada, están sumidas
en su propia pena, el egoísmo es total y hermético. Durante este sufrimiento,
los segundos parecen eones, y sabes que un alma superior revisa algunos casos y
se apiada a veces de algunas. Realmente es algo que intuyes como un rumor, que
se va alejando a medida que la agonía se eterniza, y la esperanza de salir de
allí algún día, se vuelve dolor por su incertidumbre. Las dudas escupen
tormentos, y estos se vuelven dudas también, de lo único que no se duda, es de
la pena que tú mismo te das.
Mujer con pijama
blanco: Porque volviste para contarme esto?
Hombre moribundo:
Porque ya estabas preparada para saber hasta aquí, un mayor nivel de
consciencia, requiere una responsabilidad superior, claro que eso, es solo una
decisión personal e intransferible. Lo que te he contado del purgatorio, podría
parecer un castigo impuesto por la divinidad, pero es uno mismo quien elige, la
espiritualidad no es ser bueno para recibir premios, no es seguir lo que te
digan otros o un libro, la espiritualidad es la toma consciente de las
decisiones, y entender el porqué de estas, si no, solo somos objetos inanimados
que viven de la causalidad asociada a la casualidad. He de irme, vive tu
momento.