3/31/2011

Carta al hijo que nunca tendré

Hola hijo/a,

Te escribo para que comprendas algunas cosas, tal vez te preguntes que haces en este sucio barro llamado tierra. Mucha gente te intentara inculcar sus ideas, hablándote de dioses, de almas y destinos, pero la verdad es que yo no quise tenerte, tu madre, a la que espero no conocer jamás, estaba cachonda, y yo también, jugueteamos sin goma, y no volvió a venirle la regla. Yo siempre pensé que traer a una boca y un culo más, es un acto egoísta y cruel, pero ella quiso tenerte y yo no tenía ni voz ni voto en el asunto. A medida que crecías, quise cuidarte e influenciarte, vulgarmente llamado, educarte. Así es, ese es el sentido de tu existencia, pero no por ello menos viva, somos accidentes que chocamos contra otros accidentes, a veces nos destruimos por el camino, espero no te suceda a ti. Si he sabido mostrarte varias visiones de la realidad, y tus intentos de suicidio, fallaron como los míos, tendrás una visión amplia de la vida. Vivimos en un hormiguero, de apariencia caótica, donde no es que seamos estúpidos, si no que cada uno tiene un rol y función, están los trabajadores, los soldados, y los que fecundan a una reina preñada, llamada humanidad, que a la vez es lesbiana, y copula con su hermana sociedad. Una hormiga solo siente, y es incapaz de ver su función, o alterarla, una trabajadora vive para ser útil. Entremedio de todos esos esclavos de placer y dolor, se forman mentiras, estas sirven para que nadie conozca a nadie, tú también eres un/a farsante pequeña/o bastarda/o, y tu padre, otro, pero tienes dos opciones. Una, disimularlo jodidamente bien, y otra intentar corregirlo. Yo he optado por la primera vía, lo hago tan bien, que a veces me lo creo y todo, lo cual es bueno, porque el pensamiento crea la actitud, pero… a su vez, la actitud también crea al pensamiento.
Supongo que debería darte consejos, uno será este: No seas como tu padre, ni como tu madre, ni como la gente que te rodea, ni siquiera como tú te sientes con ellos, se como a ti te salga de los cojones, o tetas si es el caso.
Si eres hombre, recuerda esto:
Cuando una mujer te diga que todos los hombres son iguales, que solo quieren sexo, es porque probablemente su sexo es lo mejor de ellas mismas.
Si eres mujer:
Se muy puta hija, y si quieres darle tu corazón a alguien, asegúrate de que te folla bien, si no vas a ser infeliz.
Me despido de ti, quizás tu me veas como un pobre infeliz, o un carcamal desdentado, pero he sido y seré muchas cosas, espero disfrutes de la vida como yo he intentado hacerlo, se despide de ti, ese gran desconocido por todos los hijos, su padre.

PD: Por sus gestos los conocerás, por sus palabras te dirán como quieren que les veas.

3/23/2011

La chica de las braguitas de animales

Ella lo sabía, una hora más y el haría lo que ella querría, había caído en el embrujo del amor. Su madre le enseño la fórmula, unas gotas de casualidad, unas hebras de coquetería y feminidad, una onza de manipulación, y un chorro de morbo y sexo. No conocía a ningún hombre inmune, y este no sería la excepción. Su madre le reveló la receta cuando aún era medio mujer. Desde muy niña tenía una cara triste, muy triste, y esta nunca cambiaba, la llamaban Caralluvia. Su madre pensó, que podría obtener la felicidad de los hombres, sin embargo ella pensaba que jamás la encontraría en un hombre, si ella no aprendía a ser feliz antes.
Hacia unas horas, ella había bajado de un tren rebosante de estudiantes, la estación estaba nevada, hacia un frio omnipotente. Sabía que le quedaba poco tiempo, todo ese movimiento de gente, se debía a una guerra palpitante y activa. En dos días, jóvenes sin género, iban a defender su país, del inminente ataque invasor y opresor. Apenas marcó unas pisadas en la estación, choco casi casualmente con él. Era un hombre normal, en circunstancias normales, el también era joven, seguramente con un destino similar, él la ayudó a levantarse.
Caralluvia:!Patoso! ¡Me has tirado!
Chico nervioso: Lo-o-o… siento, yo no…
Caralluvia: Ya ya, ¿No piensas compensármelo?
Chico asustado: Yo… yo… ¿Cómo…?
Caralluvia: Se caballeroso, e invítame a un trago.
Chico con la cara roja: ¿Un-n-n Trago? ¿Q-q-quieres un café?
Caralluvia: ¿Estas alistado para mañana?
Chico más serio: S-s-sí.
Caralluvia: ¿Y piensas malgastar tu tiempo tomando café con una extraña?
Chico avergonzado: Ho-ho-hombre… Y-y-yo…
Caralluvia: Llévame a la taberna más ruidosa, y emborráchame ahora que tenemos tiempo.
Chico: B-b-bueno, si es lo que q-q-quieres…
La llevó al puerto, en una taberna de marineros, el local estaba lleno de soldados y fulanas. Bebieron hasta dejar sus almas mojadas de inconsciencia. Cuando ella se bajo sus pantalones, dejó al descubierto sus braguitas de animalitos, entonces el embrujo surtió sus efectos… ella le susurro:
Caralluvia: Primero, se perfecto para que yo pueda ser perfecta, luego se imperfecto, para que yo pueda ser imperfecta.
Las palabras sobraban, a él le daba igual que fuera rica o prostituta, solo le importaba quien era con él.
Lo hicieron de todas las formas que sabían y alguna vez fantasearon. Las braguitas de animalitos quedaron en el talón de una de las piernas de Caralluvia, él parecía recobrar lujuria cada vez que tropezaba con ellas.

Publico este trozo de cuento inacabado, pk últimamente escribo poco y no acabo mis textos, quizás de esta manera me motive a acabar este cuento.