El tiempo solo es es una oportunidad continuada para ser feliz o infeliz
Usaba un sombrero rojo, pantalón y camisa del mismo color. Los zapatos, de la textura de un diablo escamado. Para mas sofoco, su piel era colorada también. El hombre rojo, acababá de despertarse, le dolían todos los huesos, era como si un gorila hubiese estado follandole toda la noche. Suspiro cansinamente, cerró los ojos, y vio aparecer unos números. Abrió los ojos de inmediato, asustado, los volvió a apagar. Era muy nítido, unos dígitos granates, aparecían centrados en su mente. Era una cuenta atrás, una jodida cuenta atrás. Las cifras retrocedían intransigentes, era un reloj digital que media todos los parámetros de tiempo corto. Faltaban 5 horas, 58 minutos, y 36 segundos, para que llegase a 0, y… ¿qué pasaría?
“Joder, lo que me faltaba, un puto reloj en la cabeza. ¡Manda cojones!” replicó. El hombre, que era pelirrojo además, había tenido que soportar las críticas de haber nacido rojo. Durante toda su infancia, la gente le tuvo miedo, así que era la burla de la ciudad entera. De mayor, solo encontró trabajo en la noche, animando discotecas y toda clase de puticlubs de mala muerte. Tenía la suerte, o desgracia, de tener la polla roja, y eso lo hacía muy exótico.
Y ahora, colocado en medio de sus pensamientos, un cronometro descontaba segundos a diestro y siniestro, que coño iba a pasar. ¿Acaso explotaría por los aires? ¿Su piel se volvería rosa? ¿Moriría retorciéndose como un gusano con diarrea? Quién sabe, el caso es que él se lo empezó a tomar como una putada más.
¡Pi-Pi! ¡Pi-pi!
Era su despertador, ya era la hora de empezar el día, las 10 de la noche.
Hombre rojo susurrando: Despierta cabrón, es hora de desayunar.
Fue al baño, afeitó su barba colorada, y se metió en la ducha. Se untó de jabón, cerró los ojos, y estaban, parecían esperarle. Los segundos, se comían a los minutos, y estos, acabarían haciéndolo con las horas. El agua le limpiaba el cuerpo, y su famosa polla. Su nombre artístico, era rubí, decía que la tenía como una piedra preciosa; eso siempre hacia reír a las novatas incautas, que querían curiosear, como seria tener una tranca roja entre las piernas. Pensaba… ¡Joder! Querrán ver si se destiñe con la humedad. Zorras….
Acabó, se colocó una toalla y se puso “Frostins” con leche en una taza. Le gustaba sentir como algo crujía entre cucharada y cucharada, aunque supiera de sobras, que la composición de su desayuno, era mierda de perro con azúcar, eso si, remojada con leche de vaca, muy ecológico.
Se vistió con su indumentaria monocolor, y condujo con su coche carmesí hasta el night-show-puticlub donde trabajaba. No tuvo ni tiempo de hablar con nadie, el jefe le abordó en la entrada:
Jefe malhumorado: Llegas tarde, prepara tu “chorra”. Follas dentro de 5 minutos.
Menudo recibimiento, quizás serian las últimas horas de su vida, y su jefe solo quería su polla.
Entró en e el camerino, a meneársela para tenerla a punto. Intentaba concentrarse visualizando fantasías, pero en medio de unas tetas tamaño familiar, parpadeaban números rojos. Pensó que tal vez sería su último polvo, había que ponerse tiesa ya.
Entró su compañera de espectáculo nerviosa.
Frostituta: No hay tiempo para meneártela, ya te la chuparé en el escenario. Rápido, ¡Ponte el vestido de bombero!
Se cambió a toda leche, y fueran de la manita al escenario.
Presentador: ¡Señores! Tengo el placer de presentarles… ¡Al bombero cachondo y a la ninfómana con alzhéimer! ¡Un fuerte aplauso! ¡Corre el rumor de que esta chica puede dejarte los huevecillos como pasas resecas!
Música: ¡Chan chan chan! ¡Tiruriru tiruriro!
Aparecieron ambos a escena, él se sentó en una silla y ella empezó a sacarle la manguera. Estuvo chupando un rato.
Frostituta susurrando: ¿Es que esta mierda no se te va a poner dura? Un poco mas y me tiro pedos con olor a polla una semana.
Hombre de rojo susurrando: Aguanta un poco más, que ahora se me ”amorcillona”, es que tengo un problema, veo números al cerrar los ojos.
Frostituta susurrando: ¿Qué piensas? ¿Qué te chupa la polla una calculadora? Se te va a poner gorda como me llamo Fernanda. Ahora me va de contable el cara polla este.
Se puso a chupar como una aspiradora, casi lo depila a lametones.
Hombre de rojo: Ohhhhhh… Así, así.
Se puso más tiesa que un monigote de “futbolín”. Ella aprovechó para sentarse encima, el público aplaudía.
Hombre de rojo susurrando mientras unas tetazas lo abofeteaban: ¡Hay! Hay! No me pegues más Fernanda. No veo numeritos por ti, esta mañana me desperté con un marcador en la chota, rollo cronometro pero hacia adelante, y estoy acojonado.
Frostituta susurrando: Menos hablar y más follar. Hay que ver la cantidad de gilipolleces que decís cuando no se os pone dura.
Le clavó los pezones en los ojos, y lo comenzó a penetrar con la fuerza de un titán.
Hombre de rojo:!Hayyyyyyyyyyyyyy! ¡No veo nada!
Frostituta: ¡Córrete ya alma de cántaro! Tengo que hacer un montón de cosas aún. No tengo todo el día.
Hombre de rojo: ¡Hahahahaha! ¡Me corrooooooooooooo!
La chica se meneaba con fuerza, y casi le rompe el frenillo. La silla no resistió, se rompió por las 4 patas, y el orgasmo de ambos, fue precedido por un montón de astillas, que se clavaron en el culo de él.
Hombre de rojo: ¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Frostituta: !Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Música: ¡Tariro tariro! ¡Chas!
El público enloqueció, saltó al escenario y empezaron a tirarle por los aires.
Público: ¡Hurra, hurra!
Hombre de rojo: ¡!¡Mi culo!!!
Estuvo media hora sacándose astillas del culo. Acabo con el trasero estampado de tiritas. No podía entretenerse más, a las 12 tenía que hacer de gogo en una discoteca, por suerte, no hacía falta cambiarse.
Se pasó 2 horas bailando, llegó su hora de descanso. El panel de números seguía en su cabeza, cada vez quedaba menos tiempo.
A lo lejos deslumbró una figura azul. Esta, se acercó lentamente hacia él. Era una mujer, vestida de azul, toda ella era del color del mar. Se miraron, se sonrieron, y se repasaron con los ojos.
Hombre de rojo: ¡Joder! ¡Eres azul!
Mujer de azul: ¡Joder! Eres rojo!
Hombre de rojo: Me llamo Cristian ¿Y tú?
Mujer de azul: Pepita, encantada.
Hombre de rojo: ¿Sabes? Siento que el tiempo se me acaba. ¿Quieres que follemos como dos locos?
Mujer: Creo que es lo más sincero que me han dicho nunca. ¡Claro!
Se fueron al baño, y descubrieron sus sexos.
Mujer de azul: ¡Joder, tu polla es roja!
Hombre de rojo: ¡Y tu coño es azul! ¿Te molesta?
Mujer de azul: Al contrario, me encanta. ¡Follamé!
Se pusieron a jugar y a joder como dos animales en celo. Se corrieron juntos.
Mujer de azul: Joder, menudo polvo.
Hombre de rojo: El mejor en años, follas increíble Pepita.
Mujer de azul: Lo mismo digo Cristian.
Como ninguno de los dos fumaba, se pusieron a hablar de filosofía.
Hombre de rojo:¿Sabes? Lo cierto, es que te he conocido porque desde que me desperté, siento como si fuera a morirme esta noche.
Mujer de azul: Yo estoy transformándome, creo que en muer, pero no mujer de las que todos llaman mujer.
Hombre de rojo: ¿Te está saliendo pelito allí?
Mujer de azul: Jajajaja, creo que comienzo a ver las cosas de forma distinta. Y a ver que hay cosas por la que nos preocupamos, por lo que es absurdo hacerlo. Es que la mayoría de las personas van por la vida siendo niños grandes, o adolescentes, y es peor ser adolescente que niño.
Hombre de rojo: Estas madurando como individuo, no como concepto.
Mujer de azul: Eso es Cristian. Creo que ha empezado una nueva fase en mi.
Hombre de rojo: Pues será un placer acompañarte. Creo que el hombre es animal por naturaleza.
Mujer de azul: Si, es que somos animales, Pero lo peor der ser humano no está en el animal.
Hombre de rojo: Si, y es “ser” por inteligencia, es animal por la mezcla de animal y ser.
Mujer de azul: Entonces muchos tendrían que ser “subseres”.
Hombre de rojo: Si, y unos viven más en un extremo que el otro.
Mujer de azul: Pero de verdad, que lo peor de los seres humanos, no es su lado animal, lo peor es lo que está entre el animal y lo racional. Ahí residen todos los temores y complejos, sin analizar, sin comprender, sin razonar, y sin solucionar.
Hombre de rojo: Se que tengo un lado animal, y no me desharé de él.
Mujer de azul: La mayoría de las conductas humanas que nos parecen detestables, son creadas, no están en los instintos, y suelen ser una respuesta a un trauma o complejo, por eso te digo que lo peor del ser humano, no está en su lado animal.
Hombre de rojo: Supongo que la sociedad es el producto, de traumas y complejos.
Mujer de azul: Si, yo creo que se formó por miedo.
Hombre de rojo: Exacto.
Mujer de azul: Miedo a que el individuo solo, no puede valerse por si solo, y fomenta el miedo, por eso el individuo no se puede desligar de la sociedad, y a base de miedo se le controla, hasta los anhelos y caprichos son miedos, la gente quiere ostentar por miedo a resultar insignificante o invisible dentro del conjunto.
Hombre de rojo: El ser humano, es lo que es, porque ha sabido reconocer sus debilidades, y substituirlas por fortalezas de un segundo, o una herramienta.
Mujer de azul: Solo hubo 4 inteligentes, los demás son monos con menos pelo, que mimetizan
Hombre de rojo: No ha habido transformación, solo substitución.
Mujer de azul: Ha habido ocurrencias de 4 inteligentes, pero a ellos no les ha ido tan bien.
En ese momento, él cerró los ojos y se puso a pensar, el marcador casi marcaba cero, y pensó, que las cosas para el, no habían ido “tan bien”, ojala tuviera una segunda oportunidad, quería ser feliz. El reloj llegó a su final, apretó los dientes y abrazó a Pepita. En su mente, apareció un mensaje, con un botón:
Mensaje: Pulse aceptar para continuar.
Lo pulsó, y siguió follando con su acompañante.
“Joder, lo que me faltaba, un puto reloj en la cabeza. ¡Manda cojones!” replicó. El hombre, que era pelirrojo además, había tenido que soportar las críticas de haber nacido rojo. Durante toda su infancia, la gente le tuvo miedo, así que era la burla de la ciudad entera. De mayor, solo encontró trabajo en la noche, animando discotecas y toda clase de puticlubs de mala muerte. Tenía la suerte, o desgracia, de tener la polla roja, y eso lo hacía muy exótico.
Y ahora, colocado en medio de sus pensamientos, un cronometro descontaba segundos a diestro y siniestro, que coño iba a pasar. ¿Acaso explotaría por los aires? ¿Su piel se volvería rosa? ¿Moriría retorciéndose como un gusano con diarrea? Quién sabe, el caso es que él se lo empezó a tomar como una putada más.
¡Pi-Pi! ¡Pi-pi!
Era su despertador, ya era la hora de empezar el día, las 10 de la noche.
Hombre rojo susurrando: Despierta cabrón, es hora de desayunar.
Fue al baño, afeitó su barba colorada, y se metió en la ducha. Se untó de jabón, cerró los ojos, y estaban, parecían esperarle. Los segundos, se comían a los minutos, y estos, acabarían haciéndolo con las horas. El agua le limpiaba el cuerpo, y su famosa polla. Su nombre artístico, era rubí, decía que la tenía como una piedra preciosa; eso siempre hacia reír a las novatas incautas, que querían curiosear, como seria tener una tranca roja entre las piernas. Pensaba… ¡Joder! Querrán ver si se destiñe con la humedad. Zorras….
Acabó, se colocó una toalla y se puso “Frostins” con leche en una taza. Le gustaba sentir como algo crujía entre cucharada y cucharada, aunque supiera de sobras, que la composición de su desayuno, era mierda de perro con azúcar, eso si, remojada con leche de vaca, muy ecológico.
Se vistió con su indumentaria monocolor, y condujo con su coche carmesí hasta el night-show-puticlub donde trabajaba. No tuvo ni tiempo de hablar con nadie, el jefe le abordó en la entrada:
Jefe malhumorado: Llegas tarde, prepara tu “chorra”. Follas dentro de 5 minutos.
Menudo recibimiento, quizás serian las últimas horas de su vida, y su jefe solo quería su polla.
Entró en e el camerino, a meneársela para tenerla a punto. Intentaba concentrarse visualizando fantasías, pero en medio de unas tetas tamaño familiar, parpadeaban números rojos. Pensó que tal vez sería su último polvo, había que ponerse tiesa ya.
Entró su compañera de espectáculo nerviosa.
Frostituta: No hay tiempo para meneártela, ya te la chuparé en el escenario. Rápido, ¡Ponte el vestido de bombero!
Se cambió a toda leche, y fueran de la manita al escenario.
Presentador: ¡Señores! Tengo el placer de presentarles… ¡Al bombero cachondo y a la ninfómana con alzhéimer! ¡Un fuerte aplauso! ¡Corre el rumor de que esta chica puede dejarte los huevecillos como pasas resecas!
Música: ¡Chan chan chan! ¡Tiruriru tiruriro!
Aparecieron ambos a escena, él se sentó en una silla y ella empezó a sacarle la manguera. Estuvo chupando un rato.
Frostituta susurrando: ¿Es que esta mierda no se te va a poner dura? Un poco mas y me tiro pedos con olor a polla una semana.
Hombre de rojo susurrando: Aguanta un poco más, que ahora se me ”amorcillona”, es que tengo un problema, veo números al cerrar los ojos.
Frostituta susurrando: ¿Qué piensas? ¿Qué te chupa la polla una calculadora? Se te va a poner gorda como me llamo Fernanda. Ahora me va de contable el cara polla este.
Se puso a chupar como una aspiradora, casi lo depila a lametones.
Hombre de rojo: Ohhhhhh… Así, así.
Se puso más tiesa que un monigote de “futbolín”. Ella aprovechó para sentarse encima, el público aplaudía.
Hombre de rojo susurrando mientras unas tetazas lo abofeteaban: ¡Hay! Hay! No me pegues más Fernanda. No veo numeritos por ti, esta mañana me desperté con un marcador en la chota, rollo cronometro pero hacia adelante, y estoy acojonado.
Frostituta susurrando: Menos hablar y más follar. Hay que ver la cantidad de gilipolleces que decís cuando no se os pone dura.
Le clavó los pezones en los ojos, y lo comenzó a penetrar con la fuerza de un titán.
Hombre de rojo:!Hayyyyyyyyyyyyyy! ¡No veo nada!
Frostituta: ¡Córrete ya alma de cántaro! Tengo que hacer un montón de cosas aún. No tengo todo el día.
Hombre de rojo: ¡Hahahahaha! ¡Me corrooooooooooooo!
La chica se meneaba con fuerza, y casi le rompe el frenillo. La silla no resistió, se rompió por las 4 patas, y el orgasmo de ambos, fue precedido por un montón de astillas, que se clavaron en el culo de él.
Hombre de rojo: ¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Frostituta: !Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Música: ¡Tariro tariro! ¡Chas!
El público enloqueció, saltó al escenario y empezaron a tirarle por los aires.
Público: ¡Hurra, hurra!
Hombre de rojo: ¡!¡Mi culo!!!
Estuvo media hora sacándose astillas del culo. Acabo con el trasero estampado de tiritas. No podía entretenerse más, a las 12 tenía que hacer de gogo en una discoteca, por suerte, no hacía falta cambiarse.
Se pasó 2 horas bailando, llegó su hora de descanso. El panel de números seguía en su cabeza, cada vez quedaba menos tiempo.
A lo lejos deslumbró una figura azul. Esta, se acercó lentamente hacia él. Era una mujer, vestida de azul, toda ella era del color del mar. Se miraron, se sonrieron, y se repasaron con los ojos.
Hombre de rojo: ¡Joder! ¡Eres azul!
Mujer de azul: ¡Joder! Eres rojo!
Hombre de rojo: Me llamo Cristian ¿Y tú?
Mujer de azul: Pepita, encantada.
Hombre de rojo: ¿Sabes? Siento que el tiempo se me acaba. ¿Quieres que follemos como dos locos?
Mujer: Creo que es lo más sincero que me han dicho nunca. ¡Claro!
Se fueron al baño, y descubrieron sus sexos.
Mujer de azul: ¡Joder, tu polla es roja!
Hombre de rojo: ¡Y tu coño es azul! ¿Te molesta?
Mujer de azul: Al contrario, me encanta. ¡Follamé!
Se pusieron a jugar y a joder como dos animales en celo. Se corrieron juntos.
Mujer de azul: Joder, menudo polvo.
Hombre de rojo: El mejor en años, follas increíble Pepita.
Mujer de azul: Lo mismo digo Cristian.
Como ninguno de los dos fumaba, se pusieron a hablar de filosofía.
Hombre de rojo:¿Sabes? Lo cierto, es que te he conocido porque desde que me desperté, siento como si fuera a morirme esta noche.
Mujer de azul: Yo estoy transformándome, creo que en muer, pero no mujer de las que todos llaman mujer.
Hombre de rojo: ¿Te está saliendo pelito allí?
Mujer de azul: Jajajaja, creo que comienzo a ver las cosas de forma distinta. Y a ver que hay cosas por la que nos preocupamos, por lo que es absurdo hacerlo. Es que la mayoría de las personas van por la vida siendo niños grandes, o adolescentes, y es peor ser adolescente que niño.
Hombre de rojo: Estas madurando como individuo, no como concepto.
Mujer de azul: Eso es Cristian. Creo que ha empezado una nueva fase en mi.
Hombre de rojo: Pues será un placer acompañarte. Creo que el hombre es animal por naturaleza.
Mujer de azul: Si, es que somos animales, Pero lo peor der ser humano no está en el animal.
Hombre de rojo: Si, y es “ser” por inteligencia, es animal por la mezcla de animal y ser.
Mujer de azul: Entonces muchos tendrían que ser “subseres”.
Hombre de rojo: Si, y unos viven más en un extremo que el otro.
Mujer de azul: Pero de verdad, que lo peor de los seres humanos, no es su lado animal, lo peor es lo que está entre el animal y lo racional. Ahí residen todos los temores y complejos, sin analizar, sin comprender, sin razonar, y sin solucionar.
Hombre de rojo: Se que tengo un lado animal, y no me desharé de él.
Mujer de azul: La mayoría de las conductas humanas que nos parecen detestables, son creadas, no están en los instintos, y suelen ser una respuesta a un trauma o complejo, por eso te digo que lo peor del ser humano, no está en su lado animal.
Hombre de rojo: Supongo que la sociedad es el producto, de traumas y complejos.
Mujer de azul: Si, yo creo que se formó por miedo.
Hombre de rojo: Exacto.
Mujer de azul: Miedo a que el individuo solo, no puede valerse por si solo, y fomenta el miedo, por eso el individuo no se puede desligar de la sociedad, y a base de miedo se le controla, hasta los anhelos y caprichos son miedos, la gente quiere ostentar por miedo a resultar insignificante o invisible dentro del conjunto.
Hombre de rojo: El ser humano, es lo que es, porque ha sabido reconocer sus debilidades, y substituirlas por fortalezas de un segundo, o una herramienta.
Mujer de azul: Solo hubo 4 inteligentes, los demás son monos con menos pelo, que mimetizan
Hombre de rojo: No ha habido transformación, solo substitución.
Mujer de azul: Ha habido ocurrencias de 4 inteligentes, pero a ellos no les ha ido tan bien.
En ese momento, él cerró los ojos y se puso a pensar, el marcador casi marcaba cero, y pensó, que las cosas para el, no habían ido “tan bien”, ojala tuviera una segunda oportunidad, quería ser feliz. El reloj llegó a su final, apretó los dientes y abrazó a Pepita. En su mente, apareció un mensaje, con un botón:
Mensaje: Pulse aceptar para continuar.
Lo pulsó, y siguió follando con su acompañante.