11/22/2009

Dioses de ego y carne

Después de meses terribles de incertidumbre, decidieron hacer la biopsia, por supuesto había riesgo de muerte, ¿cuánto? Nadie me lo dijo, solo que era considerable. En un atisbo de genialidad, mi anestesista me dijo: Te dormirás en menos de contar 10. Sentí que el brazo me iba a estallar y me dormí al pasar pocos segundos. Como en un parpadeo alguien dijo mi nombre y de forma sórdida anunció que estaba bien. No podía respirar ni moverme, y me acabé poniendo histérico. La máquina de pulsaciones marcaba 120, y alguien me sacó un tubo de la garganta y pude respirar. El miedo a morir siempre fue constante, y mi tumor, “recientemente” bautizado con ego, fue ego todo el proceso. Primero la aseguradora me echo para ahorrar dinero. Más tarde, cada neurocirujano se batía por operarme, cada uno daba un distinto tratamiento. Supongo que mi caso era muy extraño y favorable, 1 entre un millón. Extrañamente diagnosticado temprano, joven, con buenas costumbres. Entre los 2 mejores neurocirujanos, residía un gran ego, y cada uno me aseguraba que el otro no podría operarme en condiciones. Después de la fatídica operación, el gran neurocirujano escurrió el bulto, y me derivo, no he vuelto a saber de él. Es por ego también por el que las mujeres que amé me hicieron cosas terribles, fue porque yo y mi ego, les debimos hacer sufrir mucho, y no encontraron otra respuesta. En el gimnasio, oí una conversación aterradora, dos jóvenes adonis, hablaban de que uno encontró una novia de 28, el otro le decía, que no la dejase con 31, o la haría una desgraciada. El primero respondía diciendo que a los 28 ella estaba en el umbral de dejar de ser mujer. El segundo decía que su novia tenía 25, y que muchas veces deseaba que esta tuviera 23… La conversación seria anecdótica si no fuera por la cantidad de mujeres, que conocí que piensan así… que ya van en declive, y que sus cuerpos y vidas se deteriorar como manzanas sin piel. Es cierto que los necios ven al dedo, y los sabios a la luna, hasta consiguen fabricar telescopios y naves para verla mejor, y los necios siguen mirando atónitos, que sandalias y togas llevan los sabios, o a quien se follaron anoche .A veces me parece que el ego es una enfermedad venérea, altamente contagiosa, que conduce a la soledad, se calma con compañía, y solo es curable con la aceptación. Puedo escribir libros sobre el ego, pero sería inútil, hoy propongo 2 aventuras personales. Darte un mes de vida, que lo vivas y lo sientas, y la otra es aislarse del mundo, en una casa, sin tele y sin nada, solo víveres, y ver cuánto tiempo puedes aguantar la incomunicación marginada por tu propia comunicación.