9/26/2009

The End

Tal vez sea nuestro miedo a la muerte lo que nos hace temer a los finales, una puerta cerrada, sin una reentrada visible. No solemos tomar a bien lo que es una prohibición, el alma se siente menos de lo que es y no cree merecer más. Todo seria sencillo si nos respetásemos, podríamos ser cabales y prácticos, pero nada de ello es posible si nos frustra nuestra propia conducta. Hay una sensación irreproducible, y es estar en frente de tu asesino, en este caso tú mismo, tienes a mano un instrumento mortal, unas pastillas, un coche, unas cuchillas, o algo más agresivo. Sabes que ese es posiblemente el final, y un instinto de supervivencia te sacude las venas. Si no se hace rápido o drogado, es muy difícil que el miedo no te paralice y acabes en un intento frustrado. El primer suicidio que recuerdo, fue el de un vecino, Ignasi. Lo hizo en su coche, inhalando CO2 de su tubo de escape. Es un buen suicidio, el CO2 te duerme y pierdes el mundo, claro está, que necesitas un coche. Nunca supe porque lo hizo, aparentemente era feliz, quiso abrir una hamburguesería, porque la Sony le despidió. Se arruinó y dejo 2 hijos jóvenes y su mujer. Lo curioso es que no fueron aparentemente muy críticos, pero tampoco aceptaron su decisión, se fueron a vivir a un pueblo donde nadie conocía lo sucedido, y no volvimos a saber nada mas de M., O. y E. El suicidio siguiente fue más cercano, fue el mío. Mi ex y su madre, amenazaban con denunciarme por violación, yo ya estaba hecho polvo porque esta me dejó, y cogí una botella de Baylis, me tome unas pastillas, estaba acojonado. Intenté no dormirme, y recordar las cosas que me dolían, los motivos. Había dejado una carta digital escrita en el PC, y perdí el mundo de vista. Recuerdo soñar un círculo con unos cinco encapuchados con un hábito rodeado de sombras, me dijeron: Déjala, tú no puedes hacer nada. Luego caí del sofá, me desperté, me dolía mucho la cabeza. Habían pasado 19 horas, y aunque la resolución parece mágica, nunca lo tome como tal, quizás si no me hubiera caído, o si la dosis fuese mayor, habría venido el lunes la secretaria, me dijese levántate, me tocase, y me sintiera frio, llorando habría llamado a mi padre, mi familia lo ocultaría, y mi ex no se hubiera enterado de nada. Los finales tienen un toque de patetismo, y saber si es amoral hacerlo es contradictorio. Hoy aprobaría el suicidio de alguien cercano, hoy me habría suicidado yo mismo si no fuese por mi accidente que me enseño a querer vivir, aunque hoy no tenga ganas. Todos hemos jugado con la idea del suicidio, y mi único consejo es… infórmate, si realmente quieres hacerlo, que no sea un impulso. Trabájate la idea, en libros e internet encontrarás ideas y planes muy prácticos, que harán tu última experiencia más fiable e indolora. Porque si de verdad necesitas morir, no te irá de un mes prepararlo cuidadosamente. Pero si simplemente sigues a tu corazón, posiblemente fracasaras y tu cuerpo vivirá con secuelas, solo empeoraras lo que ya es. Si realmente estas seguro, no lo compartas con nadie, este va a ser el acto más intimo que puede tener un ser inteligente, la autodestrucción, pero no va a hacerte ni mejor ni peor persona, vas a perder la realidad y otros la pintaran de nuevo para uso personal. Si vas a acabar con tu vida, solo puedo desearte suerte.



Muchas gracias por todo el amor que me dais los que de alguna forma "ayuda a entenderse" mis escritos. Mi reación fue muy humana, no pienso borrar las huellas de mi inperfección, voy a seguir escribiendo, es parte de mi terapia y placer personal, ademas de aportar un poco de comida a un mundo desganado.

4 Comments:

Anonymous Marina said...

Es un placer poder contar con tus escritos de nuevo, aunque este por el tema que tocas no me gusta mucho.

Un beso desde León copital.

11:39 p. m., septiembre 26, 2009  
Anonymous retorcida said...

La muerte y todo lo que la envuelve es un tema tabú para aquellos que no la han visto de cerca.

Des del inicio como individuos físicos estamos en constante debate entre los dos polos de la exieténcia: la vida y la muerte; el "ser o no ser". Inexplicablemente, todos tendimos a la muerte de forma natural. Si no fuera por el mundo que nos rodea, no llegaríamos a la vida. De hecho, cuando salimos del cuerpo de la madre, perdiendo la referéncia de las palpitaciones de ésta, entramos en el debate entre el "¿respirar?" o "¿no respirar?". Aquí surge uno de los primeros límites que nos retornan a la vida: el golpe que nos dan al nacer y que nos permite, a través del dolor de la experiéncia, volver a vivir. Des de pequeños, enemos muchos referentes que nos enseñan a luchar contra el deseo de muerte a través de los límites, explícitos u implícitos.

Con el tiempo, vamos experimentando el dolor y la gratificación de dichos límites y organizamos nuestra existéncia al rededor de un vacío - el deseo de muerte-. Cuando encontramos algo altamente gratificante, tendimos a asemejarlo a la pulsión de muerte y tendimos a rellenar con ello el vacío existente, desmontando, poco a poco, la organización que tanto esfuerzo habíamos construido a su alrededor. Si este "algo" desaparece... Nace la desesperación, la incertidmbre, la pérdida de referentes, el nuevo deseo pulsional de la muerte... Puede que lleguemos a la desesperación absoluta: la idea del suicidio. Esta nace cuando todo referente y todo punto de organización alrededor del vacío desapareció para uno mismo. Pero....
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Hecha la ley, hecha la trampa... jeje
Y aquí citaré a un gran libro que todo adulto que alguna vez quiso ser niño, debería leer:

- Adiós – dijo el zorro. –He aquí mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.

- Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace que tu rosa sea tan importante.

- Es el tiempo que he perdido en mi rosa... – dijo el principito a fin de recordarlo.

- Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

- Soy responsable de mi rosa... - repitió el principito a fin de recordarlo



(El Principito /capítulo XXI/ - Antoine de Saint-Exupéry)
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Pero... tu organización alrededor del vacio desapareció pero no la de las personas a las que tú "domesticaste". Ésas personas son las que siempre pueden conseguir que vuelvas a la gratificción... a la vida... a ése deseo... Todos formamos parte de todos. Estamos conectados por las energias. Por eso... El consejo de planificar la muerte... sin comentárselo a nadie... sin dar oportunidad a la incertidumbre, también de la vida... No me convence ;P

10:42 p. m., octubre 01, 2009  
Blogger Keve said...

Hecha la ley, hecha la trampa; hecho el hecha la necesidad de ley y trampa. Tu trampa es citar "el principito" :), pero es una "trampa" legal.
Domesticar, creo que el zorro le cuenta que solo son 2 simples seres, pero si lo domestica, el será único, seran unicos a los ojos del otro. No creo que la desesperación venga por la perdida, ya al nacer empiezas a perder, y a ganar a la vez. La perdida es omnipresente, pero el amor, su antonimo, también.
Si creo en que todos estamos conectados, por eso mismo la desconexión nos asusta, y trataremos de evitar la muerte de parte de la manada. El respeto seria aceptar esa decisión, cosa que pede arruinar tu intento de suicidio, sin conocerte ya se que te has suicidado anteriormente, y ambos debemos saber que no vale la pena hacerlo, pero, cada uno tiene y elije su camino.

11:12 p. m., octubre 01, 2009  
Anonymous retorcida said...

Con hecha la ley, hecha la trampa me referia a la organización alrededor del vacío o el relleno de éste: depende totalmente de uno mismo, sí. La trampa es que... tu mismo eres parte de los demás así que tus decisiones estan influidas por los demás, así como también los cambios de ellas. La pérdida es algo natural, sí. Pero a mas pérdida, mas desesperación -evidentemente devida a la incertidumbre-, y a desesperación extrema... tendéncia al suicidio. Pero... las decisiones tomdas des de la desesperación... ¿son buenas decisiones? Cuando uno piensa en el suicidio esta en un estado de consciéncia patológico... ¿su racional está bien para tomar decisiones? No sé... yo creo que incluso en el respeto, hay unos límites.

6:31 p. m., octubre 02, 2009  

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