Carta a la realidad
Todo empezó el 28 de febrero, me llevaron a un quirófano a través de unos pasadizos, iba semidesnudo, era una mañana triste de madrugada, hacia unos momentos había estado hablando por teléfono con Carolina, tuve que colgarla, Raquel estaba llamando; me dijo claramente, no atiendas a esa pedorra, no le hice caso y me despedí. Raquel fue cálida y cariñosa, pero mi destino era ese. Me subieron a una silla de ruedas, y me llevaron al matadero. Allí había mucha gente sin identidad, estaban mi tía y mi tío vestidos con los delantales verdes. A partir de ese momento, no tengo nada en la memoria, es como si nunca hubiera pasado. Lo que viene después, fue la mayor aventura que un ser puede tener, unos 7 sueños, de unos dos días de duración cada uno. Fueron más bien pesadillas. Dicen, que cuando uno ha “visto” la muerte, ha sido tocado, muchos jamás vuelven a ser igual. Como si su alma hubiera sido sólida unos instantes, y el dedo de la realidad hubiese limpiado las impurezas racionales. Si le preguntase a un psiquiatra, tal vez me diría que mis sueños solo eran residuos del subconsciente, miedos interiores. Un médico, simplemente no diría nada, y un cura de alguna religión, me lo explicaría como un acto divino. Una persona espiritual, posiblemente dijese que eran pruebas, que pasé o no, según se mire, ya que estoy vivo. No sé si estas interpretaciones son más o menos correctas, lo que si, es que cambié, no instantáneamente, pero la realidad no volvió jamás a ser la misma. Hoy recuerdo y asumo que es real, y solo hayo preguntas. Si mi coma aun fuera presente, esa sería mi realidad, mi mente, esas pesadillas. La realidad cambiaria mucho en el exterior, pues sería un vegetal molesto, semiolvidado, parasito de una cama de hospital, y trabajo para enfermeras aburridas. Tal vez sería recordado para algunos, enterrado para otros, y sagrado en algunos recuerdos semimodificados a gusto del consumidor. Tal vez, en mi cabeza habría un mundo dinámico y perfecto, sería el vegetal más feliz del mundo. Tuve la ocasión de conocer a un lobotomizado, Serafín. Gritaba como un cerdo chillón, parecía asqueado, pero cuando su madre sacaba una piruleta o una gelatina… era un arco iris pletórico. Muchos hombres sueñan poder, riquezas y sexo, el soñaba en glucosa; solo que el azúcar abunda, y lo demás creemos que escasea. En realidad, solo pretendía expresar, que aunque físicamente no me moví de una cama, viví algo imposible. Fui mujer, niño maltratado, héroe (salve a 14 niños), bebe, drogadicto, desahuciado, muerto de 4 formas, genio, mártir, hombre embarazado, enamorado, tetrapléjico, espíritu, cadáver, momia… y todo eso en unos quince días. Soy un privilegiado, y fue real, no en tu universo, en el mío sí. Es imposible no cambiar, ¿pasé las pruebas? Creo que no, pero no supe rendirme. Si la realidad es distinta en cada interpretador e interpretación, no tiene razón de ser, tomársela muy en serio, no soy mi pasado, mi vida se rueda en directo.