La Granja
Quien se acuerda ya como llegaron allí, el caso, es que
estaban en aquel lugar. Nacían, vivían, y desaparecían en ese mismo recinto.
Era grande, si, pero las condiciones no parecían naturales. ¿Porque las vacas estaban
encerradas entre dos paredes? Bueno, mugían, eso sí podían hacerlo.
¿Por qué los cerdos hacían su vida rodeados de mierda? Bueno, podían olerse unos a otros, y acusarse
de guarros entre ellos, por oler mal.
¿Por qué las ovejas iban desnudas? Bueno, se agrupaban en
piña, y les daba calorcito.
¿Por qué las gallinas estaban encerradas en jaulas
monoplaza? Bueno, así nadie las molestaba.
Y así transcurrían las horas, en un lugar llamado “la granja”.
Al mediodía, vino un ser de 2 patas, portaba una cuerda con
una soga, abrió la piara de los cerdos, y se llevó al más gordo. Desapareció
por la puerta con él. Al rato oyeron unos gritos que desangraban el aire, y al
rato, silencio.
Se miraron unos a otros, sin saberse que decir. Al rato, un pájaro
entró a la enorme caseta que llamaban hogar.
Pájaro: ¿Lo habéis oído? El ser de dos patas, colgó al cerdo
por las patas, y le abrió el cuello, puso un cubo debajo, y lo llenó con su
sangre, hasta que el cerdo murió.
Se quedaron mudos, sin decirse nada nuevamente, hasta que
unas ratas aparecieron de un agujero de la pared.
Ratas: No hagáis caso al pájaro, ese cerdo fue recompensado,
¿no visteis que cada día le toca a alguien un premio? Parece mentira que seáis
tan bobos, el pájaro solo os tiene envidia.
Todos se rieron al unísono, uffff, que susto más tonto.
Los cerdos les dieron unas manzanas a las ratas, por la
información. Siguieron sus vidas hasta el día siguiente. De buena mañana, el
ser de 2 patas, siguió su ritual, y conectó las ordeñadoras a las vacas, pero
esta vez, la vaca más vieja, tuvo la maquina conectada una hora más.
Vaca anciana: ¡Joder! Como me duelen las tetas, estoy seca y
exhausta.
Vacas más jóvenes: No te quejes, pues hacía tiempo que nosotras
poníamos de más, lo que tú ponías de menos, ya era hora que te tocase a ti.
Al mediodía, el ser de dos patas, agarró a la vaca
vieja con la misma cuerda, y la arrastró
a la puerta
Vaca mugiendo: ¡Ayudarmeeee! ¡Van a matarméeee! ¡No quiero
acabar como el cerdooo!
Nadie hizo nada más allá del silencio.
Al rato oyeron un sonido fuerte y seco. Silencio, se podían oír
sus corazones asustados dando patadas.
Apareció el mismo pájaro.
Pájaro: ¿Lo habéis oído? El ser de dos patas, apoyó un palo
negro en la cabeza de la vaca, y esta se desplomo muerta.
Se quedaron más que mudos, sin decirse nada nuevamente,
hasta que unas ratas aparecieron de un agujero de la pared.
Ratas: No hagáis caso al pájaro, miente. La vaca estaba
cansada, y se puso a dormir. Ahora está de vacaciones, y jamás volverá.
Esta vez, fueron las vacas, quienes regalaron a las ratas
unos trozos de pan duro. Rieron y se quedaron descansadas.
A la mañana, el ser de dos patas, traía un extraño objeto en
la mano, zumbaba y se acerco a las ovejas. Les acabó de quitar la poca lana que
les había crecido, aunque les tiró comida, menos a la oveja con más edad, a la
que apartó de una patada.
Se fue, la pobre oveja lloraba desconsolada, pues todas se
apartaban de ella.
Oveja anciana: Tengo frio.
Ovejas más jóvenes: Si te ha apartado, es porque debes estar
enferma, aléjate de nosotras.
A las 12, volvió el ser de 2 patas, y agarrando a la oveja
por las orejas, se la llevó.
Oyeron un berrido, y nada más.
Esta vez, ya no sabían que pensar, hubo muchos murmullos.
Apareció el pájaro
Pájaro: ¿Lo habéis oído? El ser de 2 patas le retorció el
cuello a la oveja, y la mató.
Las ratas aparecieron gritando.
Ratas: ¡Mientes! A la oveja le regalaron un vestido, hecho
con toda la lana de las otras ovejas, y la llevaron a una residencia de ovejas.
Esta vez abuchearon al pájaro, y las ovejas, les hicieron un
jerseycito a las ratas.
La más vieja de las gallinas, a la que todos llamaban “Arañita”,
se olió que pasaba. Y se puso a hablar con sus compañeros animales.
Arañita: ¿No os dais cuenta? Solo nos quieren si somos
útiles, cuando somos viejos, nos matan.
Nadie decía nada pues ellos eran jóvenes, y estaban lejos
del problema.
Arañita: Esta noche, me escapare, picotearé mi jaula, hasta
poder escapar, el que quiera, que venga conmigo.
La mayoría le dijo que contara con ellos, pues estaban
hartos de vivir como esclavos. Esa noche, arañita cumplió su palabra, y al
salir de su jaula, fue liberando a todos los que querían escapar.
Era noche de tormenta, y caminaron entre la lluvia lo más
lejos que pudieron, acabaron todos durmiendo juntos bajo un árbol.
A las 9, las ovejas fueron a ver a Arañita.
Ovejas: Tú nos conoces, sabes que te seguiríamos hasta la
muerte, pero más allá de la granja, ninguna pared nos protege del frio, tenemos
que regresar.
Arañita: Lo entiendo, nadie os va a impedir que hagáis lo
mejor para vosotras, partid y tener buen viaje.
Prosiguieron el camino, comiendo semillas e insectos, hasta
el mediodía, donde el jefe de los cerdos, hablo con Arañita.
Cerdo alfa: Esto no está resultando como planeamos, la
comida escasea, y aunque aquí huele
mejor, en la granja hacíamos 3 comidas, deberíamos regresar.
Arañita: Haced lo que creáis más conveniente.
A la noche, solo quedaban las vacas, Arañita y su mejor
amiga.
Oyeron lobos, y las gallinas subieron a un árbol, pero las
vacas no podían hacerlo.
Vacas: Volvamos a casa, que aunque nos toquen las tetas, es
mejor que morir devoradas.
Y así lo hicieron. Al amanecer, Arañita y Caponata (se
llamaba así la segunda gallina), prosiguieron su viaje.
Caponata, que era más joven, se adelantó a explorar, y al
rato se oyó como gritaba.
Arañita de un salto, se fue en busca de su amiga, pero cayo
por el mismo precipicio por donde caía Caponata.
Arañita: Vuela Caponata, ¡vuela!
Caponata: Es imposible, ¡Las gallinas no pueden volar!
Instantes después, Caponata impactó contra el suelo, Arañita
batía sus alas… y… voló, se posó junto a Caponata.
Caponata perdiendo el aliento: Como es po…sible…, volaste….
Arañita: Volé, porque aprendí a morir, cuando acepté la
muerte, perdí el miedo a dejar de ser una gallina.
Caponata: A valido… la… pena… morir, para… que… aprendieses…
a… volar… hermana… mía….
estaban en aquel lugar. Nacían, vivían, y desaparecían en ese mismo recinto.
Era grande, si, pero las condiciones no parecían naturales. ¿Porque las vacas estaban
encerradas entre dos paredes? Bueno, mugían, eso sí podían hacerlo.
¿Por qué los cerdos hacían su vida rodeados de mierda? Bueno, podían olerse unos a otros, y acusarse
de guarros entre ellos, por oler mal.
¿Por qué las ovejas iban desnudas? Bueno, se agrupaban en
piña, y les daba calorcito.
¿Por qué las gallinas estaban encerradas en jaulas
monoplaza? Bueno, así nadie las molestaba.
Y así transcurrían las horas, en un lugar llamado “la granja”.
Al mediodía, vino un ser de 2 patas, portaba una cuerda con
una soga, abrió la piara de los cerdos, y se llevó al más gordo. Desapareció
por la puerta con él. Al rato oyeron unos gritos que desangraban el aire, y al
rato, silencio.
Se miraron unos a otros, sin saberse que decir. Al rato, un pájaro
entró a la enorme caseta que llamaban hogar.
Pájaro: ¿Lo habéis oído? El ser de dos patas, colgó al cerdo
por las patas, y le abrió el cuello, puso un cubo debajo, y lo llenó con su
sangre, hasta que el cerdo murió.
Se quedaron mudos, sin decirse nada nuevamente, hasta que
unas ratas aparecieron de un agujero de la pared.
Ratas: No hagáis caso al pájaro, ese cerdo fue recompensado,
¿no visteis que cada día le toca a alguien un premio? Parece mentira que seáis
tan bobos, el pájaro solo os tiene envidia.
Todos se rieron al unísono, uffff, que susto más tonto.
Los cerdos les dieron unas manzanas a las ratas, por la
información. Siguieron sus vidas hasta el día siguiente. De buena mañana, el
ser de 2 patas, siguió su ritual, y conectó las ordeñadoras a las vacas, pero
esta vez, la vaca más vieja, tuvo la maquina conectada una hora más.
Vaca anciana: ¡Joder! Como me duelen las tetas, estoy seca y
exhausta.
Vacas más jóvenes: No te quejes, pues hacía tiempo que nosotras
poníamos de más, lo que tú ponías de menos, ya era hora que te tocase a ti.
Al mediodía, el ser de dos patas, agarró a la vaca
vieja con la misma cuerda, y la arrastró
a la puerta
Vaca mugiendo: ¡Ayudarmeeee! ¡Van a matarméeee! ¡No quiero
acabar como el cerdooo!
Nadie hizo nada más allá del silencio.
Al rato oyeron un sonido fuerte y seco. Silencio, se podían oír
sus corazones asustados dando patadas.
Apareció el mismo pájaro.
Pájaro: ¿Lo habéis oído? El ser de dos patas, apoyó un palo
negro en la cabeza de la vaca, y esta se desplomo muerta.
Se quedaron más que mudos, sin decirse nada nuevamente,
hasta que unas ratas aparecieron de un agujero de la pared.
Ratas: No hagáis caso al pájaro, miente. La vaca estaba
cansada, y se puso a dormir. Ahora está de vacaciones, y jamás volverá.
Esta vez, fueron las vacas, quienes regalaron a las ratas
unos trozos de pan duro. Rieron y se quedaron descansadas.
A la mañana, el ser de dos patas, traía un extraño objeto en
la mano, zumbaba y se acerco a las ovejas. Les acabó de quitar la poca lana que
les había crecido, aunque les tiró comida, menos a la oveja con más edad, a la
que apartó de una patada.
Se fue, la pobre oveja lloraba desconsolada, pues todas se
apartaban de ella.
Oveja anciana: Tengo frio.
Ovejas más jóvenes: Si te ha apartado, es porque debes estar
enferma, aléjate de nosotras.
A las 12, volvió el ser de 2 patas, y agarrando a la oveja
por las orejas, se la llevó.
Oyeron un berrido, y nada más.
Esta vez, ya no sabían que pensar, hubo muchos murmullos.
Apareció el pájaro
Pájaro: ¿Lo habéis oído? El ser de 2 patas le retorció el
cuello a la oveja, y la mató.
Las ratas aparecieron gritando.
Ratas: ¡Mientes! A la oveja le regalaron un vestido, hecho
con toda la lana de las otras ovejas, y la llevaron a una residencia de ovejas.
Esta vez abuchearon al pájaro, y las ovejas, les hicieron un
jerseycito a las ratas.
La más vieja de las gallinas, a la que todos llamaban “Arañita”,
se olió que pasaba. Y se puso a hablar con sus compañeros animales.
Arañita: ¿No os dais cuenta? Solo nos quieren si somos
útiles, cuando somos viejos, nos matan.
Nadie decía nada pues ellos eran jóvenes, y estaban lejos
del problema.
Arañita: Esta noche, me escapare, picotearé mi jaula, hasta
poder escapar, el que quiera, que venga conmigo.
La mayoría le dijo que contara con ellos, pues estaban
hartos de vivir como esclavos. Esa noche, arañita cumplió su palabra, y al
salir de su jaula, fue liberando a todos los que querían escapar.
Era noche de tormenta, y caminaron entre la lluvia lo más
lejos que pudieron, acabaron todos durmiendo juntos bajo un árbol.
A las 9, las ovejas fueron a ver a Arañita.
Ovejas: Tú nos conoces, sabes que te seguiríamos hasta la
muerte, pero más allá de la granja, ninguna pared nos protege del frio, tenemos
que regresar.
Arañita: Lo entiendo, nadie os va a impedir que hagáis lo
mejor para vosotras, partid y tener buen viaje.
Prosiguieron el camino, comiendo semillas e insectos, hasta
el mediodía, donde el jefe de los cerdos, hablo con Arañita.
Cerdo alfa: Esto no está resultando como planeamos, la
comida escasea, y aunque aquí huele
mejor, en la granja hacíamos 3 comidas, deberíamos regresar.
Arañita: Haced lo que creáis más conveniente.
A la noche, solo quedaban las vacas, Arañita y su mejor
amiga.
Oyeron lobos, y las gallinas subieron a un árbol, pero las
vacas no podían hacerlo.
Vacas: Volvamos a casa, que aunque nos toquen las tetas, es
mejor que morir devoradas.
Y así lo hicieron. Al amanecer, Arañita y Caponata (se
llamaba así la segunda gallina), prosiguieron su viaje.
Caponata, que era más joven, se adelantó a explorar, y al
rato se oyó como gritaba.
Arañita de un salto, se fue en busca de su amiga, pero cayo
por el mismo precipicio por donde caía Caponata.
Arañita: Vuela Caponata, ¡vuela!
Caponata: Es imposible, ¡Las gallinas no pueden volar!
Instantes después, Caponata impactó contra el suelo, Arañita
batía sus alas… y… voló, se posó junto a Caponata.
Caponata perdiendo el aliento: Como es po…sible…, volaste….
Arañita: Volé, porque aprendí a morir, cuando acepté la
muerte, perdí el miedo a dejar de ser una gallina.
Caponata: A valido… la… pena… morir, para… que… aprendieses…
a… volar… hermana… mía….
1 Comments:
=)
Es precioso. Todos tus cuentos lo son. Pero además este encierra un par de valiosos mensajes: "El miedo nos convierte en nuestros peores enemigos" y "Si no lo intentas nunca, ¿Cómo sabrás si eres capaz o no de hacerlo?"
PD: Gracias por no matar al final a Arañita ;)
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